MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
En España hay más de 40.000 los pacientes portadores de un autoinyector de adrenalina preparado para ser usado como medicación de rescate frente a una reacción alérgica severa, lo que se conoce como anafilaxia, aunque se estima que uno de cada tres podrían estar caducados.
Así lo ha asegurado el doctor Tomás Chivato, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), quien reconoce que debido a las especiales condiciones de preparación y conservación de estos productos, se calcula que durante los últimos meses de este año caducarán unos 34.000 autoinyectores.
El hecho de que la adrenalina esté caducada implica que la dosis administrada podría ser inferior a la recomendada, lo cual podría disminuir la eficacia del producto cuando se usa en una situación de emergencia, según explica Pilar Rico, director médico en España de ALK-Abelló, una compañía dedicada al tratamiento de enfermedades alérgicas.
Además, aunque la caducidad de estos dispositivos actualmente disponibles en España es de 18 meses (desde el momento de la fabricación), al ser un producto importado a muchos pacientes se les dispensen autoinyectores con una caducidad más corta", según asegura.
Los expertos ponen también de relieve la necesidad de atender a estos dispositivos con el inicio del año escolar, ya que supone un "periodo de sobrecarga de trabajo" para los padres que favorece que "olviden algo pequeño, pero de una importancia vital" como es comprobar el estado de los autoinyectores de adrenalina que tengan en casa.
Por ello, Chivato propone instruir a los profesores sobre el uso de los mismos", así como que se informe al colegio de los posibles riesgos de anafilaxia de los pequeños y de la necesidad de comprobar la caducidad de los autoinyectores de adrenalina.
Según ha explicado Nuria Bellido, vicepresidenta de Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA), recientemente se ha creado un protocolo de actuación para el niño alérgico en la escuela, con la colaboración de la SEAIC y la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica (SEICAP) para facilitar la identificación de los síntomas y la administración del tratamiento de emergencia al niño en caso de una reacción alérgica en la escuela.
"El protocolo es autorizado por el médico del niño y por los padres. Pensamos que así se evitará el miedo a instaurar un tratamiento como la inyección intramuscular de adrenalina por medio de un autoinyector, que puede salvar la vida de nuestros hijos cuando están en el colegio", reconoce.
