MÁLAGA, 22 Sep. (EUROPA PRESS) -
Una de las testigos protegidas en el juicio contra cinco policías nacionales acusados de presuntos abusos sexuales a mujeres del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga ha declarado este lunes que las mujeres no eran obligadas a ir a fiestas con los agentes. También ha dicho que una vez vio a un policía llevarse a una de las chicas, coger una colchoneta y luego escuchó gemidos.
La Sección Tercera de la Audiencia de Málaga ha retomado este lunes este juicio con una videoconferencia con Brasil de una de las mujeres que estaba interna en el CIE en el momento de los hechos. Otras videoconferencias no se han podido realizar, al no localizarse a las testigos o no haber recibido respuesta de los países con los que se ha de realizar.
No obstante, el Tribunal, a pesar de asegurar que ha hecho todo lo posible, volverá a reiterar la petición de localización de cara a la próxima sesión, que se ha fijado para el 12 de diciembre, según han informado fuentes del caso.
La testigo que ha declarado este lunes ha aludido a que las internas "provocaron esa situación", por quedarse en España o por conseguir la documentación; y ha insistido en que no había represalias a las mujeres que eran invitadas y no iban a las fiestas, ya que, ha reiterado, era "voluntario" participar en ellas.
No obstante, ha reiterado lo que declaró en su momento de que vio a uno de los policías llevarse a una de las chicas, coger una colchoneta y luego escuchó gemidos, aunque ha dicho que no sabe si mantuvieron relaciones sexuales, porque no los vio. También ha señalado que en una ocasión una de las mujeres le enseñó los pechos a un agente y que vio que él se los tocó.
Los hechos investigados sucedieron entre junio y julio de 2006. El fiscal pide inicialmente en total 27 años de prisión para los cinco procesados. Según su escrito provisional, los acusados organizaron en el CIE en los turnos de trabajo de madrugada "cenas fuera de las habitaciones con las internas en las que bebían bebidas alcohólicas que facilitaban los agentes".
Asimismo, esta acusación pública apunta que "se intimaba con las internas, a las que se les invitaba a asistir a cambio de comida, bebida, tabaco, regalos o usar el móvil", al tiempo que se indica que se creaba un "ambiente relajado de disciplina" que "los procesados buscaban para luego, si llegaba el caso, satisfacer su ánimo libidinoso con las internas".
