García Calderón defiende la independencia de los fiscales "harto" de alusiones

Fiscal superior de Andalucía, Jesús García Calderón
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 4 mayo 2016 14:35

GRANADA, 4 May. (EUROPA PRESS) -

El fiscal superior de Andalucía, Jesús García Calderón, ha defendido este miércoles la independencia de los fiscales y se ha mostrado "harto" de la "continua alusión" a su supuesta falta de objetividad.

"¿Quién puede creer que una simple llamada telefónica o una orden intempestiva pueda, de un plumazo, decidir el sentido de la acusación pública por criterios oportunistas en una especie fatalismo político que se reproduce cada nueva legislatura?", se pregunta García Calderón en un artículo de opinión publicado por el diario 'Ideal' de Granada.

Sus afirmaciones se producen después de que el consejero de Justicia e Interior, Emilio de Llera, advirtiera hace unos días de que el actual "modelo de justicia penal y civil" en España "está bajo mínimos" y criticó que los jueces de instrucción "actúan como si fueran reyes de taifa" y que los fiscales "no son independientes" porque pueden "recibir instrucciones de superiores jerárquicos según el color político", declaraciones por las que después pidió disculpas.

García Calderón, que recuerda su trayectoria en la carrera fiscal desde hace más de 30 años, señala que prácticamente a diario, ha tenido que conocer y decidir con sus compañeros la posición del Ministerio Fiscal, "en innumerables asuntos con una especial significación o importancia que se tramitaban y tramitan en todas las provincias de Andalucía".

"Jamás he dado o recibido una orden o indicación que fuera en contra de mis convicciones y de mi criterio profesional. En todo caso, he tenido la fortuna de debatir cuestiones jurídicas en las que hemos podido discrepar, pocas veces, en algún aspecto concreto porque, en lo esencial, hemos estado de acuerdo y actuado con toda objetividad, conciliando nuestras posiciones de manera natural. Nuestro Estatuto Orgánico, renovado de forma consensuada en 2007, uno de los más avanzados del mundo, permite y regula las situaciones de discrepancia o conflicto que pueden resolverse con garantías y sin una especial dificultad", mantiene.

Por ello, afirma que está "harto" de la "continua alusión" a la falta de objetividad de los fiscales. "¿En qué cabeza cabe que un cambio de gobierno pueda trastocar o entorpecer el trabajo de fiscales que vienen despachando procedimientos durante meses, incluso años, asuntos que son escudriñados por la prensa y sometidos al control jurisdiccional? ¿Quién puede creer que una simple llamada telefónica o una orden intempestiva pueda, de un plumazo, decidir el sentido de la acusación pública por criterios oportunistas en una especie fatalismo político que se reproduce cada nueva legislatura?", plantea.

Además, se pregunta por las razones de sostener esa "especie de leyenda urbana" que sitúa a los fiscales "en los albores de una absurda sociedad pre democrática".

"La verdad es muy distinta. Muchas veces quien nos acusa de ser parciales lo hace desde la parcialidad. Quien nos acusa de ser sumisos lo hace desde la sumisión. Quien se deja llevar por la crítica facilona de ese arcano y misterioso sectarismo, normalmente lo hace desde la contrariedad. Lo hace porque simplemente no hemos hecho aquello que desearía que hiciéramos y no es capaz de comprender que a veces la discrepancia está en la esencia de cualquier controversia judicial", ha agregado.

Durante todos sus años en el Ministerio Público, afirma no haber "habitado en ninguna burbuja administrativa de alfombras y coches oficiales" y añade que "toda la fuerza y autoridad que pueda tener un fiscal radica justamente en su imparcialidad".

"Sin imparcialidad un fiscal no es casi nada, se convierte en un triste instrumento de algún poder o interés, débil y torpe, que puede volverse en contra de quien lo manipula para que traicione su deber. Los fiscales somos imparciales y lo seguiremos siendo mientras defendamos aquellos valores constitucionales que hacen de Andalucía y España, territorios libres en los que se combate la corrupción y el crimen con toda firmeza, aunque con medios todavía insuficientes o limitados. Pero esta segunda parte, la más triste de mi afirmación, no es nuestra responsabilidad", asegura.

Finalmente, resalta, en su defensa de los fiscales, la independencia de sus decisiones, ya sea con "mayor o menor acierto". Esa independencia, concluye, "resulta indudable y confluye en un principio de unidad de actuación que en todo caso resulta enriquecedor. Si dejaran de hacerlo perderían el instrumento más valioso del que todos los fiscales disponemos: El privilegio de una imparcialidad imperativa, que a veces molesta mucho y que resulte imprescindible para que una sociedad se articule como una verdadera sociedad democrática".