GRANADA, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Más de 150.000 personas han disfrutado, en sus diez años de historia, de la Semana Santa Viviente de Cuevas del Campo, un municipio granadino de 2.300 habitantes que por estas fechas se transforma en la Jerusalén de hace mil años para recrear las últimas horas de Jesucristo.
Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, es la única representación del país que recorre el pueblo mezclándose con el público durante kilómetro y medio de recorrido --con unas 2,5 horas de duración-- y en el que sus habitantes participan paralelamente con la escenificación de entre 20 y 30 de oficios de la época y actividades gastronómicas.
Se trata de un "precioso espectáculo religioso-teatral con una escenografía espléndida y riquísima, enriquecida notablemente con un vestuario bellísimo, una banda sonora impresionante y unos escenarios naturales de increíble belleza, que deslumbran no sólo a los cueveños, sino también a esos miles de espectadores, que en cada nueva edición, visitan Cuevas del Campo", ha considerado este martes en rueda de prensa el director del drama, Antonio Víctor Martínez.
Basada en el Evangelio de Mateo, esta Semana Santa Viviente, en la que participan unos 600 actores, actrices, figurantes y técnicos aficionados, se inicia en la terraza del templo parroquial (Pretorio), lugar donde se celebra el juicio de Jesús ante Pilato, se le condena a morir en la cruz y se le flagela cruelmente.
La subida al Gólgota se lleva a cabo por una de las calles más emblemáticas de la localidad, La Cañá de San Isidro (Via Dolorosa), donde tienen lugar las tres caídas.
La Crucifixión, el entierro y la Resurrección tienen lugar en el paraje denominado Cueva de Parejo, en Cantarranas, un impresionante rincón centenario de inimaginable belleza "que catapulta el Drama hasta lo inconcebible".
El alcalde de la localidad, José Manuel Fernández, ha considerado que la Semana Santa Viviente "supone el mejor escaparate del pueblo y la comarca" y ha animado a los turistas a alojarse en alguna de las casas-cueva de las que dispone el municipio, "con todas las garantías de seguridad", una vez superados los "hundimientos puntuales" de hace unos dos años tras el temporal.
