Osoro pide colaboración a la diócesis de Valencia y asegura que lleva "27 días aprendiendo valenciano"

Actualizado: jueves, 8 enero 2009 15:26

El prelado, que tomará posesión como Arzobispo de Valencia el 18 de abril, asegura que será su sucesor en Oviedo quien decidirá sobre la continuidad del Sínodo de la Iglesia asturiana

OVIEDO, 8 Ene. (EUROPA PRESS) -

Monseñor Carlos Osoro pidió hoy colaboración a la diócesis de Valencia en su nueva tarea de Arzobispo que asumirá el día 18 de abril. Osoro ofreció hoy una rueda de prensa, tras hacerse público el nombramiento por el que expresó ante los medios de comunicación su satisfacción y aseguró estar aprendiendo valenciano desde hace ya "27 días" cuando tuvo conocimiento de la decisión.

En la comparecencia ante los medios de comunicación, en la que estuvo acompañado por el Obispo Auxiliar, Raúl Berzosa, y otros sacerdotes, dio lectura a una carta a los asturianos y difundió un escrito dirigido a la archidiócesis de Valencia. Osoro continuará como administrador apostólico de la archidiócesis de Oviedo hasta que tome posesión su sucesor, sobre el cual eludió pronunciarse tanto en lo relativo a plazos como a nombres. "Eso lo decidirá el Santo Padre", dijo al ser preguntado por su relevo.

Osoro mostró su agradecimiento por su etapa de siete años en el Principado en la que desarrolló un trabajo "a tope" y resaltó el "corazón tan 'grandón'" de los asturianos. "Los sentimientos de cariño que me habéis manifestado son tan grandes que nunca os podré olvidar", dijo Osoro quien garantizó que "la parte de asturianía que he aprendido aquí la pondré en práctica donde voy".

De su paso por Asturias, destacó el proceso sinodal cuya continuidad aseguró que competerá a su sucesor. "Será él quien deba decidir sobre la asamblea sinodal aunque los grupos de reflexión continuarán mientras yo siga como administrador apostólico", expuso. Sobre las asignaturas pendientes, admitió que "seguramente serán muchísimas" y añadió que "si me sometieran a un examen seguramente lo suspendería y no me darían el público". Entre las cosas que dejó pendiente mencionó de nuevo el Sínodo.

Sobre su nueva etapa en Valencia, recordó que su primer contacto con la archidiócesis lo mantuvo con el Seminario valenciano a donde acudió cuando se le encomendó la tarea de abrir el de Santander, algo que recuerda en su carta.

En la misiva, asegura que acoge su designación "como una bendición de Dios, de las muchas que a través de mi vida me ha regalado" y en la que agradece su nombramiento al Pontífice y a su antecesor, el cardenal Agustín García-Gasco, su "afecto y paternidad desde siempre".

Osoro se dirige a los diocesanos valencianos para indicarles que "sé que mi vida no es para mí, sino para vosotros. Recibidla con las pobrezas que tiene, pero con la seguridad de que voy a gastar la vida por anunciar a Jesucristo con vosotros. Quiero ser de todos y para todos".

Monseñor Osoro destaca en el comienzo de la carta que "son muchos años" los que hace que conoce a García-Gasco y subraya que "todo ello me hace sentirme muy a gusto ya en Valencia". También agradece a los obispos auxiliares de Valencia, Esteban Escudero, Enrique Benavent y Salvador Giménez, "vuestra acogida y por vuestra ayuda".

El prelado, que afirma que desde ahora se pone "en manos de la Mare de Deu dels Desamparats" y a Ella confía su "vida y su ministerio con vosotros", proclama que quiere ser "de todos y para todos", en referencia a su lema episcopal 'por Cristo, con Él y en Él', que "quiere ser una llamada permanente a realizar esta tarea apasionante de padre y pastor en este tercer milenio que acabamos de comenzar".

En otro pasaje de su escrito se dirige con "un saludo muy especial" a todos los sacerdotes diocesanos, a los que están enfermos y a los ancianos e invita a rezar al presbiterio diocesano para que "esté a vuestro lado y me comporte con vosotros como padre y hermano, que os quiere, os acoge, os conforta, os sugiere, os exhorta. Os pido vuestra colaboración. Siento vuestra cercanía y conoceros será mi primera tarea".

El arzobispo electo de Valencia se dirige igualmente a los diáconos permanentes y a sus familias, a los que da las gracias y los califica como "auténticos dones de Dios para anunciar el Evangelio, para instruir a las comunidades cristianas y promover el servicio de la caridad en la familia de Dios". Especialmente se refiere el prelado en su carta a los seminaristas que han "sido y seréis una preocupación de importancia capital en mi vida y ministerio".

Además, el arzobispo electo de Valencia saluda "con respeto y veneración" a la vida consagrada "en sus diversas formas de expresarse en la Iglesia" y a los religiosos y religiosas de vida contemplativa, a quienes define como "un tesoro en la Iglesia" y encomienda que recen "para que mi ministerio sea fecundo en obras y palabras"".

Al dirigirse a todos los fieles laicos llama a "anunciar el Evangelio: en la cultura, en la familia, en el trabajo, en los medios de comunicación social, en el deporte, en el tiempo libre, en la animación del orden social, en la vida pública" y hace una mención expresa a los inmigrantes, a quienes les expresa su deseo de "haceros sentir con todos los que son de esta tierra, que sois de la misma familia de los hijos de Dios y que por ello no sois extraños!"

En el caso de los laicos, el arzobispo electo envía "un saludo muy particular y especial a los jóvenes que como "centinelas de la mañana", esperan la aurora de un mundo nuevo" y les recuerda que "toda mi vida prácticamente ha estado dedicada a vosotros, quiero contar con vosotros y con vuestra ayuda en el anuncio del Evangelio".

CARTA A LOS ASTURIANOS.

En la carta dirigida a los asturianos, el prelado les pide que le consideren "siempre uno de los vuestros que invoca a la Santina -de Covadonga- con los mismos sentimientos" y pide perdón a los sacerdotes, religiosos y miembros de institutos seculares y sociedades de vida apostólica si no ha sabido "llegar a daros todo lo que necesitabais y esperábais de vuestro obispo".

Aseguró, no obstante, haber "actuado siempre desde las convicciones más profundas desde el modo de entender la iglesia que Jesucristo nos ha dado sin dimitir de mi misión como obispo".

Les pide, además, que continúen trabajando "en la cultura, en la familia, en el trabajo, en los medios de comunicación social, en el deporte, en el tiempo libre, en la animación del orden social, en la vida pública".

Osoro termina su carta con uno de sus poemas en el que pide a la Santina de Covadonga "que nos ayude a todos".