Rescatado el plano de la histórica "Ruta de la Sal"

Presentación de la reproducción del plano de la Ruta de la Sal
AYUNTAMIENTO
Actualizado: lunes, 30 marzo 2015 16:16

LAREDO, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

El salón de Plenos del Ayuntamiento de Laredo acoge desde este lunes la reproducción facsímil del plano original que en el siglo XVIII sirvió para acometer la ruta de la Sal entre la población burgalesa de Salinas de Rosío -en Medina de Pomar- y el alfolí de Laredo -situado junto a la antigua casa consistorial-.

El documento fue localizado por el director del Archivo de Laredo, Baldomero Brígido, en el transcurso de unas investigaciones, en la sección de Consejos del Archivo Histórico Nacional. Desde la villa pejina se abastecía de sal a las Cuatro Villas de la Costa de Cantabria, al Señorío de Vizcaya, a Asturias, a Galicia e incluso a Francia, Inglaterra y Holanda.

El alcalde de Laredo, Ángel Vega, ha dado la enhorabuena al historiador por un hallazgo documental "de algo que nos llena de ilusión y nos une a todos los pueblos diseminados en su trazado".

Junto a él han acudido el alcalde pedáneo de Salinas de Rosío, David González, el alcalde de Medina de Pomar, José Antonio López Marañón, el alcalde de la Merindad de Montija, Florencio Martínez, la concejal de la Junta de Traslaloma, Amparo Salinas, el alcalde de Lanestosa (Vizcaya), José Ángel Ranero, el alcalde de Colindres, José Ángel Hierro, el concejal del mundo de la Mar de Laredo, Ramón Arenas, y vecinos de Salinas de Rosío.

Todos ellos han mostrado su interés en contar con una reproducción similar, lo que requerirá alcanzar un acuerdo con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, como el suscrito por el Ayuntamiento de Laredo para poder obtener y exhibir esta copia fidedigna.

Los municipios que integran el trazado de esta histórica ruta son Salinas de Rosío (Ayuntamiento de Medina de Pomar), Tabliega (Junta de Traslaloma), Ribero (Merindad de Montija), Villasante (Merindad de Montija), Agüera (Merindad de Montija), Balnera, Lanestosa, La Pared, Ramales, Gibaja, Rasines, Cereceda, Ampuero, Ventas de Collado, Limpias, Colindres y Laredo. También aparecen representados en el plano -aunque no formaban parte propiamente de la ruta- las poblaciones de Carasa, Treto, Cicero y Santoña.

DESCRIPCIÓN PORMENORIZADA

El plano, datado en 1778, de cuatro metros de largo y medio metro de alto, consta de seis partes y plasma la ruta diseñada por los arquitectos Josef Pérez y Josef de la Viesca. Su proyecto definitivo comprende la distancia de diez leguas y cuarto entre las Salinas de Rosío, situadas en las siete merindades de Castilla la Vieja, y el alfolí de la villa de Laredo, capital de las Cuatro Villas de la Costa de Cantabria.

El documento en el que se incluye consta de más de 750 folios. Llama la atención su descripción pormenorizada, "a escala de pies castellanos", en el que se reflejan "diámetros de arcos, estribos, cortados y fachadas (..) y todas las demás obras que están puestas y señaladas en la dirección del camino como son puentecillos, alcantarillas, artesonados y demás trozos de calzada. Todo puesto en las condiciones, sus dimensiones, calidad y firmeza". El encargo fue obra del Real Supremo Consejo de Castilla y se estimó el coste definitivo del camino en 3.729.412 reales de vellón.

El historiador Baldomero Brígido ha recordado la trascendencia histórica de la sal, tan valiosa que se la conocía como "el oro blanco" y que fue considerada durante muchos siglos como medio de pago y evidencia de riqueza por su escasez.

La sal procedente de Salinas de Rosío era "de especialísima calidad" y resultó fundamental para las pesquerías, al abaratar su precio y permitir no depender de las importaciones que hasta entonces llegaban desde Cádiz, Torrevieja y Portugal.

La salazón del pescado lograba evitar la estacionalidad de las capturas y permitía ofrecer el pescado en diferentes épocas del año, además de proporcionar su disponibilidad en lugares lejanos al de las costas donde se realizaba su captura. El nuevo camino permitió incrementar el comercio con portes de granos, semillas, paja, licores, jabón y madera hacia el interior, y traslados de pescados frescos y escabechados, naranjas, limones, castaña y hierro hacia el interior.

La ruta de la sal perdió su empuje con el auge del tráfico ferroviario que desvió el transporte hacia el tramo Alar del Rey-Santander, sumado a los graves problemas de navegación del antiguo puerto pejino. Las salinas de Rosío dejaron de comercializar la sal hacia 1975 y en la actualidad aquellos manantiales, que en su día explotaron los romanos, sirven para extraer y comercializar salmuera, mucha de la cual llega en la actualidad hasta las propias conserveras de Laredo.

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