Arzobispo de Toledo: "No podemos seguir en el espectáculo y en el consumismo"

Braulio Rodríguuez Arzobispo Toledo XXV aniversario de su ordenación de obisp
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 14 diciembre 2016 16:41

Dice que "la Navidad no es un eco que se ha ido perdiendo, es el misterio de la salvación de la humanidad"

TOLEDO, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha abogado por "aprender y cambiar el corazón", pues a su juicio, "nuestra cultura ha perdido el camino y no encuentra remedios eficaces para recuperarse" y "no podemos seguir en una sociedad del mero espectáculo o de un consumismo rampante".

En su escrito semanal, recogido por Europa Press, ha indicado que se está llegando "a poner en duda los frutos de la civilización que nos vio nacer" al tiempo que ha asegurado que "el malestar que sentimos no se puede explicar limitándose a los factores económicos de la crisis, aunque haya sido grave en los últimos años".

El primado toledano se ha referido a la sociedad del bienestar, incidiendo en que se cae en la cuenta de que si se compara "cómo la viven en África o en lugares de Latinoamérica, falta la sencillez de una fe arraigada en la vida en común, capaz de sostener las penalidades y sufrimientos de tantas privaciones".

"Sin duda que es diferente a esta fe, muchas veces atormentada y problematizada, que conocemos entre tantos de nosotros, los católicos españoles. La alegría de la fe en las personas, especialmente en los niños, no es fácil percibirla en nuestra sociedad", ha expresado Rodríguez.

Aunque ha querido puntualizar que con esta afirmación no quiere decir "que volvamos a la precariedad de vida de los países de África o América, que es sin duda injusta".

Finalmente, el arzobispo de Toledo se ha referido a la Navidad señalando que "no es algo que sucedió y su eco ha ido perdiéndose en el transcurso del tiempo; es el misterio del acercamiento y salvación de la humanidad, que comienza con el nacimiento de Jesús".

Braulio Rodríguez ha indicado que esta fecha es "toda una caricia de ternura de Dios Padre, que realiza un intercambio inaudito y asombroso", al tiempo que ha animado a gozar de ella.