Retablo restaurado
JCYL
Actualizado: miércoles, 22 febrero 2017 13:53

SOTILLO DE LA RIBERA (BURGOS), 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

El director general de Patrimonio Cultural, Enrique Saiz, ha inaugurado este miércoles las obras de restauración del retablo y pinturas murales del presbiterio de la iglesia de la localidad burgalesa de Sotillo de la Ribera.

La intervención se ha centrado en la restauración del conjunto escultórico, sentando y consolidando la policromía, tratando el soporte de madera y limpiando la gruesa capa de goma laca que aportaba a la imagen un velo amarillento muy acusado. Asimismo se ha llevado a cabo la restauración de la mazonería del retablo y las pinturas murales.

Los trabajos han supuesto una inversión de 72.233 euros, cofinanciados por la Fundación Reale, la parroquia de Sotillo de la Ribera y la Consejería de Cultura y Turismo, a través de Fondos FEDER.

Esta actuación constituye un ejemplo de la política de concertación que viene promoviendo en los últimos años la Consejería de Cultura y Turismo y particularmente del Programa 'UNO x UNO'.

Se trata de un templo entre la tradición clasicista y el barroco iniciado en el XVII y acabado en el XVIII, con una portada de los maestros canteros Manuel de Isasbiruil, y de Domingo de Ondátegui que también realizó la torre. Tiene tres naves, que se desarrollan a la misma altura. La nave central destaca por su mayor anchura y porque incorpora una cúpula barroca muy característica desde las últimas décadas del siglo XVII. Posee una notable riqueza retablística, con ejemplos barrocos y buenas muestras neoclásicas como el retablo mayor.

En 1778 se vende el retablo viejo del Altar Mayor a la parroquia de la Trinidad de Roa. En su lugar se colocó uno nuevo, financiado por el canónigo sotillano Juan Antonio Serrano, de caracteres neoclásicos pero con evidentes reminiscencias barrocas, acorde a los modernos presupuestos estéticos de la época.

En la gran hornacina central se aloja la imagen de Santa Águeda. Dos pequeños medallones dorados reflejan escenas de su prisión y martirio y en las calles laterales aparecen San Juan Bautista y San Jerónimo. El remate contrasta con el cuerpo inferior por su abundancia de imágenes que es un efecto buscado de acumulación y de movimiento propio del barroco final. El conjunto del presbiterio se completa con una pintura mural que decora los muros hasta el arco triunfal.

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