El sindicato asegura que desde 2011 se han perdido en la cárcel leridana 70 puestos de trabajo
LLEIDA, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
La Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) ha hecho un llamamiento a los trabajadores de los dos centros de trabajo de la cárcel de Lleida pidiéndoles que no hagan horas extraordinarias a partir del 1 de noviembre.
El sindicato, que lleva tiempo denunciando la "falta endémica" de personal en las prisiones de Catalunya, ha asegurado este martes en un comunicado que en el Centro Penitenciario de Ponent y el Centro Abierto, ambos en Lleida, todo se suple a base de horas extra.
En declaraciones a Europa Press, el portavoz del sindicato en Lleida, Modesto Berciano, ha explicado que entre los dos centros trabajan 400 funcionarios, setenta menos que en 2011 y a algunos la administración "les debe 300 horas extras".
Con la campaña '¿Te han pagado las pagas extraordinarias de 2013 y 2014? Pues no hagas horas extras', la central pretende que "se palien los problemas del sector penitenciario, se provea del personal necesario a estos centros y se acabe con los recortes hacia los funcionarios devolviéndoles los derechos arrebatados durante la crisis".
La organización denuncia la falta de voluntad de la administración para contratar a nuevo personal y renovar las plantillas envejecidas, especialmente en Ponent y Centro Abierto, donde CSIF Lleida hace 10 años que plantea esta problemática por jubilaciones, segunda actividad y excedencias, y la falta de voluntad para dotar del número de Jefes de Unidad necesario.
CSIF pone como ejemplo de la falta de funcionarios el turno del fin de semana que, afirma, "se ve obligado a trabajar con un único mando de servicio de interior para 650 internos".
Según esta central sindical es necesario ampliarla con 14 nuevos Jefes de Unidad para poder cumplir con el Reglamento de Organización y Funcionamiento del Sistema Penitenciario Catalán.
El sindicato critica la falta de voluntad de la administración para sustituir las bajas médicas de larga duración, lo que considera "una burla continua a los 700 trabajadores de Lleida que se desplazan cada día a otros centros".
