La activista burundesa Marguerite Barankitse
EUROPA PRESS
Publicado: martes, 20 febrero 2018 15:43

La activista Marguerite Barankitse opina que los jóvenes deben cambiar las políticas europeas

BARCELONA, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

La activista burundesa y fundadora de Maison Shalom Marguerite Barankitse, galardonada en 2016 con el Aurora Prize for Awakening Humanity, considera que los europeos no deben olvidar que forman parte de una gran familia de seres humanos, que no debe dejar morir a sus hermanos de manera indiscriminada.

En una entrevista de Europa Press, la activista ha reivindicado: "Como seres humanos hermanos no podemos permitir que las personas refugiadas mueran en la indiferencia. Debemos crear la diferencia", a la vez que ha instado a las nuevas generaciones a movilizarse para cambiar el mundo, y en concreto las políticas europeas.

"Los jóvenes tienen la obligación de involucrarse en política para cambiar el sistema si quieren que sus hijos vivan en un mundo mejor, sin terrorismo ni violencia", ha explicado Barankitse, que opina que las nuevas generaciones poseen la mentalidad idónea para hacerlo ya que son más tolerantes y están más formadas, pero que solo necesitan confiar en sí mismas y creer que pueden hacerlo.

Barankitse, que esta semana ha sido invitada a la capital catalana por el Barcelona Centre for International Affairs (Cidob), considera que "la gente se ha acostumbrado a delegar la ayuda humanitaria con donativos a organizaciones como Unicef sin pararse a pensar donde va ese dinero ni si realmente tiene una utilidad", y opina que dichas organizaciones malbaratan demasiados recursos en cuestiones de logística cuando para ayudar sobre todo es necesario pisar el terreno.

ESPERANZA Y PROYECTOS

Aun así, la activista de origen tutsi, que salvó miles de vidas y cuidó a huérfanos y refugiados tutsis y hutus durante la guerra civil en Burundi, donde tiempo después fundó la organización humanitaria Maison Shalom para encargarse de ellos, opina que Europa no está perdida ya que la esperanza y el amor son lo último que debe abandonarse.

"La Maison Shalom nació en Burundi como un faro en la oscuridad. Estaba sola y habían matado a parte de mi familia, pero decidí levantarme y hacer algo. Los humanos no nos podemos dar por vencidos ya que hacer un mundo mejor es posible, y está en nuestras manos", remarca.

Exiliada en Ruanda desde 2015 por haber denunciado las malas praxis políticas del gobierno burundés, ha puesto en marcha de nuevo la Maison Shalom en el país vecino, donde mediante la creación de un hospital, de un colegio y de distintas instalaciones ayuda a más de 90.000 refugiados burundeses residentes en Ruanda: "Soy una refugiada que ayuda a otros refugiados para construir una sociedad sin violencia ni rencor", se autodefine.

Aunque confiesa que iría donde haga falta para ayudar a hacer un mundo mejor, reconoce que no hay día que sueñe en volver a Burundi, donde espera poder regresar una vez cambie la situación política para seguir de nuevo con su proyecto humanitario en el país centroafricano.

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