Actualizado 12/09/2016 18:39

Más de 3.000 melillenses participan en el rezo especial de la Pascua grande islámica

MELILLA, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -

Más de 3.000 musulmanes han protagonizado este lunes en Melilla un rezo conjunto en la explanada junto al cuartel de La Legión para celebrar la Pascua grande islámica, un rezo que este año ha visto reducida su asistencia más de un 30 por ciento por la polémica creada en la ciudad por la prohibición de pasar corderos desde Marruecos a Melilla por el brote de fiebre aftosa detectado en este país.

El presidente de la Comisión Islámica de Melilla, Dris Mohamed, ha admitido que el menor número de fieles musulmanes asistentes al rezo especial del Aid El Kebir se ha debido a la polémica surgida en esta ocasión con la prohibición de pasar borregos marroquíes y que ha hecho que cientos de melillenses hayan decidido celebrar esta Pascua en el reino alauí.

Esto ha provocado que estos fieles hayan cumplido con este rezo en las zonas limítrofes marroquíes, casi en todas en las ciudades que conforman la provincia de Nador, para a continuación acudir al hogar donde han pasado esta fiesta y proceder al sacrificio de un cordero por familia para cumplir con el precepto coránico que rememora el momento en el que el profeta Ismael iba a sacrificar a su hijo y en cambio lo hizo con un cordero por decisión divina.

El rezo, que ha contado con un dispositivo especial de la Policía Local para controlar el tráfico dada la aglomeración de cientos de vehículos y otro dispositivo sanitario de Cruz Roja por si fuera necesario su intervención.

Los más de tres mil musulmanes que se congregaron en este rezo colectivo se dividieron entre hombres y mujeres mientras un imán dirigía la plegaria en la que hizo una defensa de la convivencia y la paz, al asegurar que el Islam "es una religión de paz".

Por último, la Ciudad Autónoma puso a disposición de los melillenses el Matadero Municipal para sacrificar corderos de forma gratuita y por primera vez ha montado carpas para aquellos que querían realizar el sacrificio con sus propias manos, así como carpas donde ofrecieron té a aquellos que hicieron uso de este servicio y una carpa infantil con atracciones gratuitas y monitores que cuidaban a los niños mientras los padres procedían a cumplir con este ritual.