Aprende a comer: di adiós a lo procesado para volver a la 'comida real'

ALVARO VARGAS
CEDIDA POR PLANETA
Actualizado: sábado, 21 abril 2018 10:30

   MADRID, 21 Abr. (CHANCE) -

La RAE define el verbo comer como el acto de masticar y deglutir un alimento sólido, algo sencillo que practicamos desde nuestro primer día de vida. Aún así, muchos son los que no saben comer correctamente porque en contra del pensar general, a comer se aprende.

Así lo ha plasmado Álvaro Vargas en su libro que tiene por título esta máxima (A comer se aprende editorial Planeta). El técnico superior en dietética y coach nutricional quiere aportar su granito de arena en una sociedad bombardeada por información que muchas veces es contradictoria. ¿Cuáles son las mejores horas para comer? ¿Es peligroso asociar emociones a los alimentos? ¿Cuánta atención debemos prestarle a los azúcares añadidos? ¿Qué hacemos mal en nuestro día a día? A todas estas preguntas y alguna más responde el catalán que narra cómo el mismo decidió un día cambiar su vida y coger las riendas de su alimentación.

"Tenemos mucha información pero nos bombardean constantemente con más cosas. En este libro vas a encontrar alimentación saludable bajando a la tierra, al producto. A comer se aprende está escrito para cualquiera que quiera volver a una comida más de la tierra", nos explica el autor, además de añadir que no podemos pretender dar un giro radical a nuestra vida: "Se trata de hacer pequeños pasos, no querer que tu alimentación cambie de golpe. Lo verdaderamente difícil está en elegir entre tanto producto procesado".

Y es que para Álvaro Vargas es muy importante regresar a lo que él denomina como la comida real, toda aquella que procede de los cultivos y que no ha pasado por un proceso industrial: "Tenemos las papilas gustativas sobre excitadas con todos los ingredientes de los alimentos procesados que consumimos".

¿QUÉ COMEN LOS MÁS PEQUEÑOS?

En cuanto a lo que damos de comer a nuestros hijos debemos prestar mucha atención a la educación que están recibiendo desde sus primeros años de vida: "No estoy nada de acuerdo en asociar los alimentos a la emociones. Si en una fiesta ponemos una tarta de chocolate, el niño ya lo va a asociar a eso y va a pedirla en las próximas fiestas". Una problemática que ha llevado a la obesidad infantil a ser un verdadero quebradero de cabeza para nuestro país: "Nos llenamos mucho la boca con la dieta mediterránea pero lo que se come en España tiene poco que ver. Uno de los indicadores de que comemos de más es la obesidad infantil y en España somos los segundos; además, sobre todo hay mucho sedentarismo".

Un 'mal comer' en el que también influye la potente industria alimentaria: "La peor parte de la industria de la alimentación se la llevan los niños. Si piensas en un producto que no sea muy saludable te viene a la cabeza productos para los niños. Utilizan dibujos, personajes animados porque está todo muy pensando para ellos. Un niño que ve mucho la televisión está recibiendo estos mensajes y cuando lo vea en el supermercado lo va a querer, ahí está la responsabilidad e los padres de escoger lo que hacen".

COMER BIEN NO ES SINÓNIMO DE INVERTIR MUCHO TIEMPO

Y es que prestar atención a lo que comemos, a cocinar para nosotros no nos resta tiempo, todo lo contrario: "Al final lo difícil es elegir entre tantos productos procesados, sin embargo una alimentación saludable son productos frescos, estoy viendo que lo que voy a comer. El problema del tiempo es otra creencia muy arraigada que piensan que hay que cocinar durante mucho tiempo. Cuanto menos elaborado esté, menos procesado es. Lo importante es ir a lo básico, a la buena materia prima y a lo poco cocinado. Muchas veces asociaciamos que para tener una alimentación saludable debemos invertir mucho tiempo en cocinar, y eso es algo que yo desterraría porque ¿cuánto tardamos en hacer una ensalada?".

Por último, en cuanto a los horarios, Álvaro Vargas lo tiene muy claro: "No debemos olvidar que en nuestro ADN llevamos impreso desde hace miles de años que el cuerpo se activa con la luz solar y se desactiva con la llegada del atardecer, reduciendo muchísimo su actividad por la noche. No sirve decir que cada cuerpo tiene un ritmo; el ser humano está construido para producir de día y descansar de noche. No se pueden borrar en unas pocas décadas millones de años de evolución. Cierto es que los hábitos actuales, llenos de estrés y de horarios imposibles, nos hacen muy complicado seguir estos ritmos; hemos creado una forma de vida difícilmente compatible con nuestra biología".