Descubrimos a Pierre Fabre, el creador de la dermocosmética

PIERRE FABRE
PIERRE FABRE/CEDIDA POR LABORATORIOS PIERRE FABRE
Actualizado: sábado, 22 julio 2017 8:00

   MADRID, 22 Jul. (CHANCE) -

Los productos dermocosméticos son utilizados a diario por miles de personas. Se trata de un concepto inventado por Pierre Fabre que combina la acción cosmética con la dermatológica. Higiene, tratamiento y belleza de la piel, el cuero cabelludo y el cabello; son las áreas para las que ofrecen soluciones innovadoras y específicas. Soluciones a problemas que deben ser tratados desde un punto de vista médico que muchos pasan por alto: una conclusión que descubrió el farmacéutico en los años 60.

Para conocer la figura de este pionero y conocer su apasionante historia nos trasladamos hasta la región del Tarn. Todo comenzó en 1951 cuando Pierre Fabre decidió comprar una pequeña farmacia en la plaza de Castres, su pueblo natal, al sur de Francia. Ocho años más tarde, su fructífera carrera farmacéutica le llevaría a lanzar al mercado el Cyclo 3 basado en el ruscus, un fármaco que se convirtió en una auténtica revolución en Francia al resolver los problemas de circulación y pesadez de piernas de sus pacientes.

PIERRE FABRE, DE LA SALUD A LA BELLEZA

Gracias al éxito de este medicamento pudo constituir en 1962 los Laboratorios Pierre Fabre con unos valores basados en la cultura de la eficacia demostrada de sus productos, el sentido del detalle y la exigencia de seguridad en sus procesos. Su objetivo principal es ayudar a los pacientes en sus problemas de piel desde un punto de vista médico, logrando así una unión de calidad entre cosmética y dermatología. Una conjunción que está muy presente en el lema de la firma: "De la salud a la belleza".

A partir de ese rigor científico comenzó una intensa búsqueda con los recursos de la naturaleza como elemento fundamental. En 1968 se fundó el primer centro de investigación donde se realizaron grandes avances gracias al interés personal de Pierre Fabre por la botánica. El Sr. Fabre, creador del concepto de dermocosmética, logró que la venta de sus productos fuese avalada por la recomendación de un profesional de la oficina de farmacia o la prescripción de un médico.

Su búsqueda incansable le llevaría a la adquisición de Klorane, laboratorio que nació con la función de fabricar jabones durante la I Guerra Mundial. Su compra en 1965 daría paso al lanzamiento del primer producto dermocosmético, el champú de camomila, pionero en el uso de extractos de camomila. Una innovación que daría paso a nuevos tratamientos a base de activos botánicos, principal sello de la firma.

A partir de ese momento, la historia de Pierre Fabre ha estado marcada por el éxito y el buen hacer. Hasta el final de sus días, trabajó codo con codo con sus empleados, mostrando cercanía y cariño en cada uno de sus gestos. Una sensación que a día de hoy se sigue respirando en Les Cauquillous, el centro de trabajo a media hora de Toulouse donde la naturaleza es una parte activa del edificio. Porque, aunque hayan pasado cuatro años desde la muerte del Sr. Fabre, todos sus trabajadores velan por mantener las directrices que marcó en los inicios de su carrera: cuidados eficaces al servicio de consumidor, respetando el medio ambiente.