Boda real de Victoria de Suecia y Daniel Westling: triunfó el amor

Victoria de Suecia y Daniel Westling desde el balcón real
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Actualizado: sábado, 26 junio 2010 12:59

MADRID (EUROPA PRESS, por Esther Sanz)

Suecia se vistió de gala el pasado fin de semana para celebrar el enlace real de Victoria de Suecia y Daniel Westling. Tras ocho juntos marcados por la oposición inicial de los Reyes Carlos Gustavo y Silvia al noviazgo, la herededa al trono escandinavo y su entrenador personal contrajeron matrimonio en la misma fecha y el mismo lugar que los monarcas eligieron en 1976: el 19 de junio en la Catedral de San Nicolás de Estocolmo. La noche anterior a la boda, el gobierno sueco celebró una cena y un concierto en honor a los prometidos en el Eric Ericson Hall de Estocolmo. A las celebraciones asistió la Familia Real española, con la excepción del Rey Don Juan Carlos, todavía convaleciente de la operación de pulmón a la que fue sometido en Barcelona en mayo.

Para su última noche de soltería, la Princesa Victoria, de 33 años, escogió un favorecedor vestido en color nude con brillos y de corte asimétrico, que lució con unos pendientes largos y un simple recogido. El modelo ocasionó más de un problema a la heredera, que se pisó la cola varias veces y tuvo que recibir la ayuda de su ya marido para posar ante las escaleras. Pese a las pequeñas dificultades, Victoria caminó radiante hacia el auditorio junto a Daniel y sus hermanos, Carlos Felipe y Magdalena. Muy bronceada, la joven se decantó por un elegante vestido azul cielo palabra de honor, que adornó con un collar y un semirrecogido. Las hermanas compitieron en glamour y belleza con doña Letizia, quien llegó al auditorio de la capital sueca cogida de la mano del Príncipe de Asturias. La ex periodista deslumbró de nuevo con un vestido de gala rojo que recordaba al que utilizó para la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. En esta ocasión, la Princesa prescindió de las mangas y optó por llevar la melena suelta en ondas.

El sábado, Victoria de Suecia y su prometido hacían realidad su sueño de convertirse en marido y mujer. Además, se desvelaba el secreto mejor guardado por la Princesa: su vestido. La novia escogió un diseño en seda duquesa en color perla, con escote bañera y una cola de cinco metros, diseñado por su modisto de cabecera, Pär Engsheden. Además, llevó la tiara de camafeos que su madre lució en su boda; un toque de distinción para un traje muy sencillo. Su hermana repitió color, el azul, y estilo, ya que lució otro vestido de escote palabra de honor, en esta ocasión rematado por una falda de volantes. Como complementos, Magdalena eligió unas impresionantes joyas y una tiara. También destacó la majestuosa corona de la Reina Silvia, quien escogió para el enlace un traje color pastel de manga larga. Otra monarca europea, doña Sofía, despuntó por su sofisticación y elegancia, con un espectacular vestido rosa palo de Margarita Nuez.

Al igual que en la cena de gala, todas las miradas estaban puestas en doña Letizia. La asturiana volvió a confiar en Felipe Varela, que firmaba su vestido en muselina nude bordado con pétalos de geranio y rosas y miniclaveles en tul del mismo color. Muy comentado ha sido el parecido entre el tono de los modelos de la Princesa de Asturias y de su suegra, la Reina Sofía. Sin embargo, la joven se distinguió con su original recogido adornado por dos trenzas y una espectacular tiara de diamantes. Singular sin duda fue el 'look' de la Infanta Elena, quien ejerció de gran embajadora de la cultura española haciendo un especial homenaje a las tardes de toros. La hija mayor de los Reyes se decantó por un diseño en rosa fucsia de inspiración goyesca, con una amplia falda de vuelo en forma de capote que conjuntó con una chaqueta torera, bordada con perlas blancas en gris y rosa. Doña Elena, que recogió su pelo en una vistosa redecilla, logró eclipsar a la misma Letizia Ortiz y a su hermana, que también apostó por Lorenzo Caprile. La Infanta Cristina llevó un sencillo y elegante traje en color aguamarina de talle imperio y escote drapeado.

Tras el desfile de personalidades, a las tres y media de la tarde, Daniel Westling llegó a la catedral acompañado de su cuñado. Victoria entró en el templo con su padre, quien la llevó hasta la mitad del pasillo, donde los novios se juntaron y caminaron hasta al altar. Minutos después, ante 1.200 invitados y quince casas reales, la última heredera soltera de Europa decía el 'sí, quiero' entre lágrimas al novio, ataviado con sus inseparables y características gafas. La ceremonia fue sobria, como manda el rito luterano, pero no faltaron los gestos de complicidad entre ambos. "Estoy increíblemente feliz. Quiero dar las gracias al pueblo sueco por haberme dado a mi príncipe", declaraba una emocionada Victoria a la revista '¡Hola!'.

Después del enlace y a bordo de la barcaza real, el matrimonio navegó por la bahía de Estocolmo hasta el palacio, desde cuyo balcón saludaron a las miles de personas que acudieron a aclamarles. El posterior banquete, el emocionado brindis de los novios y el tradicional vals fueron sólo el inicio de un cuento de hadas, que continúa con su luna de miel. Acompañados por tres guardaespaldas del servicio de inteligencia sueco, Victoria y Daniel abandonaron la fiesta de su boda a altas horas de la mañana del domingo y se trasladaron en un jet privado (propiedad de un empresario amigo de la familia) hasta la Polinesia francesa. El matrimonio hizo escala en Islandia y Canadá antes de llegar a la isla de Tahití, donde le esperaba un lujoso yate. A bordo, la heredera y su esposo disfrutarán de un romántico viaje, cuyo destino final se mantiene en secreto desde hace meses para preservar su intimidad. Únicamente el periódico sueco 'Expressen' ha logrado hablar con los recién casados, quienes insisten en que todo es un sueño hecho realidad.

Contagiado de tanta felicidad, Alberto de Mónaco anunció su compromiso con Charlene Wittstock tan sólo cuatro días después del enlace en Suecia. Precisamente, la unión de la Princesa Victoria y Daniel Westling fue el debut de la nadadora sudafricana en una boda de la realeza europea. El Príncipe y Charlene ejercieron de únicos representantes de la Casa Real monegasca, lo que para muchos se interpretó como un futuro compromiso de la pareja. Alberto no se hizo de rogar y el pasado 23 de junio anunciaba su enlace con su novia desde hace cuatro años. Al día siguiente, el periódico francés 'Nice Matin' publicaba una entrevista con el Príncipe en la que éste desvelaba la fecha: el verano de 2011. El hijo de Rainiero y Gracia de Mónaco expresó su deseo de que el principado acoja con "benevolencia" a Charlene, de la que destaca su "fuerte carácter" y su gran "sensibilidad". Dicen que de una boda sale otra boda; un refrán que parece ser universal.