¿Tiemblan los Juegos Olímpicos con el secuestro de la suegra de Ecclestone?

ECLESTONE PREOCUPADO POR EL SECUESTRO DE SU SUEGRA
BERNIE ECCLESTONE/ RIO DE JANEIRO/ REUTERS
Actualizado: miércoles, 27 julio 2016 12:57

   MADRID, 27 Jul. (CHANCE) -

   Los secuestradores de la suegra de Bernie Ecclestone piden 33 millones de euros en libras esterlinas

   Expertos británicos señalan a Primeiro Comando da Capital (PCC), una organización ilegal surgida en los años 90 para defender a los reclusos brasileños

   Aparecida Schunck Flosi fue raptada el pasado viernes en la zona de Interlagos, donde el magnate y su tercera mujer, Fabiana Flosi, se conocieron en 2009

Aparecida Schunck Flosi, la madre de la tercera esposa de Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1, era secuestrada en la zona de Interlagos, muy cerca de donde se encuentra el circuito donde se disputa el Gran Premio de Brasil el pasado viernes 22 de julio de 2016. Los secuestradores han pedido 33 millones de euros -en libras esterlinas y dividido en cuatro bolsas -, la cantidad más alta solicitada en toda la historia del país latinoamericano.

   Según los policías, Aparecida, de 67 años, fue capturada la noche del pasado viernes y no se ha conocido su secuestro hasta la madrugada del martes al miércoles, probablemente aconsejados por las autoridades. Se espera que el matrimonio, cuya historia de amor empezó en el mismo lugar donde Schunck fue raptada, llegue a la capital brasileña desde Londres.

   En las últimas horas, el periodista inglés Misha Glenny apuntaba a Primeiro Comando da Capital (PCC), una organización ilegal surgida en los 90 para defender a los reclusos brasileños, como posibles autores del rapto.

   Los 33 millones de euros que piden los delincuentes parecerían calderilla frente a los 3.000 en los que está valorada la fortuna del británico. Hace tan solo cinco años, el rey de la Fórmula 1 era el cuarto hombres más rico del mundo.

   La madre de Fabiana Flosi, con la que la máxima autoridad de este deporte del motor se casó en 2012, es una más de las víctimas de la oleada de secuestros que asolan Brasil y que ponen, una vez más, en entredicho la seguridad de cara a los Juegos Olímpicos de Río, que arrancan el próximo 5 de agosto.

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