Gabriel Croissier y Delia Miranda buscan la arena bajo el asfalto

Foto: FASHION & ART MANAGEMENT 

MADRID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -

   El verano se está instalando. Comienza un fin de semana de acción. La propuesta es la versatilidad: campo, playa y ciudad. El swimming wear invade las calles y un halo de rebeldía sopla en todas las direcciones de la moda y el arte. Parece ser que los tiempos de conformismo y respeto por lo establecido han terminado.

   Es imposible estar quieto. Transgredir, crear y actuar son los lemas de las tendencias para este verano. Y en ese camino radical se impone la moda masculina, que comienza a ganar un terreno hasta ahora presidido por las féminas y musas del glam, para marcar las tendencias en una estación en la que nada es previsible.

   Siguiendo los pasos de los gurús de la moda, el hombre protagoniza ahora el fenómeno de convertir el swimmingwear en la prenda must de la temporada. No importa si es el campo o la montaña, si la playa o la ciudad, los diseños de baño y sus combinaciones posibles con los básicos consiguen un estilo sport, variable y reversible, adecuado al programa estival de un día de acción.

   Los diseños de Gabriel Croissier han conseguido hacer de esa versatilidad del baño una seña de identidad de su firma, convirtiendo sus prendas en un imprescindible de nuestro armario. Este estilo urbano se completa con la sensualidad en estado puro para el hombre, con el bañador slip estampado que imprime el sello vitalista de Delia Miranda y con el que nos disponemos a vivir al verano más cálido.

   Y quien mejor para encarnar este nuevo ideal de la moda irreverente que el modelo Alberto Rubio, que se afirma en este escenario con la actitud rompedora que exige el momento. Su estilo desafiante aporta a las propuestas de los diseñadores la frescura de un nuevo rostro que despunta, anunciando relevos y cambios rotundos.

   En la elección está el gusto y todo es cuestión de tiempo, pero ese aire de libertad nos permite jugar con nuestro estilismo, con la creatividad y disidencia con la que hace décadas los jóvenes buscaban la arena bajo los adoquines.