Emilio Gutiérrez Caba: "Me gusta demasiado esta profesión como para retirarme

Foto: JOSEFINA BLANCO/EP Ampliar foto

MADRID, 2 Feb. (Por Irene Díaz)

   A punto de cumplir los setenta, Emilio Gutiérrez Caba ha vuelto a saborear las mieles del éxito de la mano de la serie Gran reserva. Su papel de gran tirano en la ficción de Televisión Española le ha vuelto a granjear el cariño del gran público.

   Tras terminar de rodar la nueva temporada de la saga y recibir el Ondas a mejor actor, un galardón que siente de todo el equipo, el actor regresa al teatro coincidiendo con sus bodas de oro en la profesión dispuesto a hacernos pasar miedo con Drácula, un montaje dirigido por Eduardo Bazo y Jorge de Juan en el que comparte cartel con Martín Rivas y Ramón Langa.

- ¿Cual es el gran reto de este montaje?

- Atrapados frente a un ser de un poder enorme que nos aterroriza y sin saber como acabar con él, el gran reto es crear una atmósfera de miedo entre nosotros que se contagie al patio de butacas. Pero el espectador de teatro es como el lector de un libro, cada persona recibe algo diferente.

- ¿Cómo conseguís crear esa atmósfera?

- Con magia, luz y sonido, el montaje está lleno de efectos

- ¿Es complicado trasmitir miedo al público?

- No, pero necesita algo de predisposición por parte del público, la gente debe llegar al teatro dispuesta a pasárselo bien y dejarse llevar, sin reservas. El público español es más generoso con el fútbol que con el teatro.

- ¿Qué hace que Drácula siga vigente?

- El temor a lo desconocido es atemporal y universal, hoy en día Drácula podría ser un banquero.

- ¿A quien le hincarías el diente hoy en día?

- Al pesimismo que reina últimamente, todo el mundo habla de crisis como si hubieran olvidado como vivíamos en este país en los años 40. No deberían ser tan estupendos y deberían de ponerse las pilas.

- ¿Qué ha significado el Premio Ondas?

- Ha sido muy agradable, recogí el premio en nombre de todo el equipo porque la gente joven que hace Gran reserva se ilusionó tanto o más que yo con la noticia y sentí sinceramente que era también de ellos, especialmente a las mujeres.

- Se va perdiendo ego con los años...

- Depende de las personas, hay gente que no pierde el ego ni al cumplir los noventa. Yo he aprendido a relativizarlo todo, los éxitos y los fracasos, he aprendido que al día siguiente el sol vuelve a salir y tienes que ir al supermercado.

- ¿Qué personaje de su carrera recuerda con más cariño?

- Hay muchos que recuerdo, cuando van aumentando. Cariño tengo a varios: En teatro Don Diego de El Sí de las Niñas que es un personaje que me gustó mucho hacer, Arthur Kipps de La Mujer de Negro también; En cine ha habido personajes estupendos como Lorenzo de Nueve Cartas a Berta, Enrique en La Caza de Carlos Saura, y más posteriormente, los personajes que hice en La Colmena. Son personajes que me han gustado hacer, son distintas épocas de mi vida. Cuando era joven hice unos personajes, cuando he tenido una edad mediana otros, y en mi edad, casi la tercera edad, he hecho otros. Eso forma el mosaico de mi vida, y no puedo quedarme con uno sólo. Me gusta acordarme de ellos con mucho cariño, hay algunos que quiero olvidar también.

- Si echa la vista atrás, ¿qué balance hace de su carrera?

- Si echo la vista atrás me mareo mucho (risas). El balance de mi carrera es más de lo que yo pensaba en un principio, y menos de lo que yo pienso hoy. Cuando yo empecé esta historia, quería más o menos vivir de ella de una manera sencilla y normal, lo había aprendido en mi familia, y me hubiera gustado haber seguido así. Pero el mundo cambió, y nosotros cambiamos también, y nuestra profesión, y lo que éramos en esta profesión. A mis hermanos y a mi nos colocaron en un lugar más alto del que habían tenido mis padres o mi tía, que eran magníficas actrices, la sociedad nos llevó allí, y ahí nos quedamos.

- La saga continúa...

- Sí, mi sobrina nieta, Irene Escolar, que es la novia de Martín Rivas, y que está haciendo mucho teatro. A mi es una actriz que me gusta mucho.

- ¿Le da consejos?

- Ella me pide generalmente pasar escenas y que le diga cómo las tiene que hacer. Más que consejos lo que me hace son las escenas, tanto a mi hermana Julia como a mi.

- Martín Rivas debuta sobre las tablas con este montaje, ¿cómo ha sido trabajar con él?

- Un placer, es de una escuela más moderna que la mía, más inglés.

- ¿Piensa en la retirada?

- Nosotros no podemos permitirnos ciertos lujos. A mi me gusta mucho esta profesión y lo de retirarse es una palabra que me suena mal, yo me retiro a ratos, ahora cuando acabemos de rodar Gran Reserva me retiraré un par de meses. Yo creo que nos va a retirar de esto la mala salud, que no podamos movernos, o que prescindan de nosotros. Pero yo creo que no es necesario, nos mantiene muy vivos esto. Si me hubiera retirado hace quince años, seguramente estaría más ajado en ese sentido. El estar siempre cerca de gente joven te da unas vibraciones muy buenas y muy interesantes.