MADRID, 28 Abr. (CHANCE) -
Tras seguir atentamente el último pase de Mi casa es la tuya, llegamos a dos conclusiones: Pepe Navarro mantuvo una relación esporádica con Ivonne Reyes; y, la segunda, el entrevistado estuvo por encima del entrevistador, mejor dicho, el periodista cordobés fue mejor entrevistador que su interlocutor. Pensábamos que el galimatías sobre la paternidad del hijo de Ivonne Reyes iba a quedar zanjado por parte del creador de La sonrisa del pelícano y Esta noche cruzamos el Mississippi, pero nada más lejos, el culebrón, tras oír su versión, parece más enredado que nunca.
El productor de 65 años llevó la charla por los derroteros que él quería, alargándose hasta la extenuación en el apartado más blanco y amable, en el que los entrevistados recuerdan su infancia y su juventud aportando datos que el personal desconoce. Un momento que provoca una enorme empatía en el espectador, en la mayoría de los casos son personajes que no se criaron en la opulencia, se hicieron a sí mismos en años convulsos y las han pasado canutas para colgarse la chapita de celebridad. En ese momento supimos de la militancia comunista de su padre, de lo buen estudiante que era, de su estancia en Francia y su vuelta a España y de su enriquecedora experiencia en Nueva York, "americanizándose", como él mismo calificó. Supimos también que fue el hambre -solo comía sardinas y le acuciaban las deudas del alquiler del piso en el que vivía- lo que le llevó a dar el salto de la radio a la televisión.
De ahí pasó a relatar, con una parsimonia tediosa, sus éxitos y fracasos profesionales; sus idas y venidas con el que fuera presidente de Antena 3, Antonio Asensio, y con el de la competencia, Maurizio Carlotti - contratos por aquí, promesas por allá, matinales, magazines y el late night, despidos improcedentes y expulsiones laborales que parecían de la época franquista aunque estuviéramos en plenos años 90, con registros incluidos- el descubrimiento de La Veneno, su paso por Gran Hermano y la confirmación de una oferta para participar en Gran Hermano VIP. ¡Si llega a ser en la última, arde Guadalix de la Sierra! Dejó claro que no se llegó a buen puerto porque no le ofrecieron la cantidad que él estimaba justa por hacer un reality durante tres meses. Preguntarlo sería de muy mal gusto, pero seguro que fue desorbitada. ¡Ay, si los directivos de Zeppelin TV hablaran!
Y la tónica de llevar a su antojo la conversación se mantuvo en la cocina de acero inoxidable de su magnífica residencia ibizenca, ¿pero todavía existen? Navarro, que preparó a su invitado unos 'muslazos' de pollo con champiñones que no cocinaba desde hacía 20 años, y se notó, contó su versión sin apenas interrupciones del jerezano. Delante de los fogones y con el delantal del programa puesto, el cantante se tiró a la piscina, no sin cierto apariencia de incómodo, no sabemos si porque estas cuestiones le superan o porque ya conocía el relato de boca de su propio invitado, relatada en la intimidad de su amistad hace muchos años.
Admitió haber cometido el enorme error de no haberse hecho las pruebas de paternidad en su momento, ya se sabe que una buena dosis de cal y otra de arena mantiene la empatía de la que hablábamos hace dos párrafos. Su decisión tuvo consecuencias en su familia, sobre todo en su hija mayor, Andrea, fruto de su relación con Eva Zaldívar, que es la que años después puso las cartas sobre la mesa y arrancó un proceso de filiación para que pusiera fin a años de especulaciones, vejaciones e insultos. De esa parte, su padre se olvidó durante mucho tiempo. "Hay una prueba rigurosa y cierta profesionalmente hecha que dice que mi hija solo tiene tres hermanos, Marlo, Laila y Marco", subrayó Pepe y los que estábamos al otro lado del televisor se nos quedó la misma cara que a Bertín y, probablemente la misma duda: ¿se puede no ser hermano, pero sí hijo del mismo padre? Puede que la cuestión ni siquiera esté bien formulada, pero todavía estamos turulatos por lo visto y oído hace un día.
Habrá que esperar la versión de la parte contraria y seguro que más de uno no ha parado de llamar esta mañana al teléfono del representante de la venezolana para protagonizar una nueva portada o acudir a una entrevista televisiva que eche más leña al fuego que la modelo y el de Palma del Río encendieron hace 17 años y que no parecen estar dispuestos a apagar definitivamente. Si Navarro creía que su archienemiga iba a enterrar el hacha de guerra, nos tememos que haya logrado precisamente lo contrario.
En medio de esta telenovela, un adolescente al que, si no ha visto el programa, le llegarán los ecos de una oportunidad de oro perdida; una intervención pública que le seguirá dejando en ese limbo en el que la identidad real de su padre, por lo menos de cara a la galería, sigue siendo uno de los temas más misteriosos y morbosos de la prensa del corazón en los últimos años. Desgraciadamente, la polémica seguirá generando titulares y jamás dejará de ser el centro de atención mediático. Hasta los 18 años del joven estudiante, amigo íntimo de su 'supuesto hermano biológico', Marlo, momento en el que, a lo mejor, como han hecho otros hijos de famosos, tomará el mando de su vida y podremos ponerle cara.
