La abeja melífera puede salvarse aumentando sus bacterias intestinales

Abeja melífera
MUHAMMAD MAHDI KARIM/ WIKIPEDIA
Actualizado: miércoles, 13 diciembre 2017 12:58

   MADRID, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -

   El intestino de la abeja es colonizado por bacterias que ayudan a digerir componentes de la dieta de polen floral y producen moléculas que probablemente promuevan la salud de las abejas.

   En un estudio publicado este martes en la revista de acceso abierto 'PLOS Biology', un grupo de investigadores dirigido por Philipp Engel, de la Universidad de Lausana y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zürich), en Suiza, descubrieron qué especies bacterianas realizan funciones digestivas específicas en el intestino de la abeja.

   Los autores midieron el repertorio de compuestos químicos simples, el llamado metaboloma, de las tripas de las abejas. Después, compararon los metabolomas intestinales de las abejas colonizadas con cada especie bacteriana individualmente y en combinación. Mediante este método, el equipo identificó lo que cada especie bacteriana contribuye a la digestión de las abejas y las diversas estrategias que las bacterias despliegan para coexistir en el intestino del animal.

   De particular interés, identificaron varias especies del género 'Lactobacillus' que digiere compuestos de plantas específicas llamadas flavonoides, abundantes en el polen y recientemente vinculadas a la salud de ratones y humanos a través de su descomposición por la microbiota intestinal. Otra especie bacteriana del intestino de la abeja, 'Bifidobacterium asteroides', desencadenó la producción de hormonas de la abeja que pueden modular el sistema inmune y el comportamiento de su huésped.

   Las colonias de las abejas melíferas, un importante polinizador en agricultura y ambientes naturales, han sufrido declives en los últimos años. Las bacterias intestinales en las abejas y su dieta rica en polen son conocidos por contribuir a la salud de las abejas melíferas, y comprender las funciones de las diversas bacterias podría tener implicaciones para la salud de las colonias en general.

   "Aprovechamos las características clave de la microbiota del intestino de la abeja: su simplicidad --detalla el autor principal de este trabajo, Philipp Engel--. Al contrario que la microbiota intestinal humana, el intestino de la abeja está compuesto de solo unas pocas especies bacterianas. Esto hace que sea factible analizar cada miembro por separado y determinar su contribución a los cambios globales de metabolitos en el intestino".

   Según el investigador, el estudio ha permitido identificar muchas funciones metabólicas "emocionantes" de la bacteria del intestino de la abeja. "El siguiente paso es entender cómo estas funciones afectan a la salud de la colonia para que algún día podamos aplicar nuestros hallazgos en los apiarios", concluye.