Los rusos del Neolítico ya usaban trampas para pescar

Yacimiento Arqueológico (Neolítico Y Mesolítico) Encontrado En La Cuenca Del Río
IGNACIO CLEMENTE

MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

Los habitantes del Mesolítico y del Neolítico en Rusia utilizaban cercos y trampas para la pesca, según un equipo internacional de arqueólogos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha documentado cerca de la capital rusa varios aparejos de "gran complejidad técnica" de más de 7.500 años de antigüedad.

Así, estos aparejos serían de los más antiguos hallados en Europa. El estudio permitirá conocer el papel de la pesca entre los europeos de hace 10.000 años.

Además, de acuerdo a esta investigación, los habitantes de la cuenca del río Dubná, en el Mesolítico y el Neolítico mantenían campamentos estables todo el año.

El estudio del CSIC permitirá conocer el papel de la pesca en las poblaciones europeas de inicios del Holoceno (hace 10.000 años), especialmente en aquellas zonas cuyos habitantes no practicaron la agricultura hasta casi la edad del hierro.

"Hasta ahora se pensaba que los grupos mesolíticos no tenían campamentos estables, sino que eran estacionales. Según los resultados obtenidos durante las excavaciones, tanto en el Mesolítico como en el Neolítico, el grupo humano que habitó la cuenca del río Dubná, cerca de Moscú, realizaba actividades productivas a lo largo de todo el año", explica el investigador del CSIC de la Institución Milà y Fontanals, y director del proyecto, Ignacio Clemente.

El equipo ha detectado que durante el Neolítico y el Mesolítico, los habitantes de esta región, denominada como Zamostje 2, cazaban preferentemente en verano e invierno, pescaban en primavera e inicios de verano, y recolectaban frutos silvestres a finales de la época estival y en otoño.

Para Clemente la pesca jugó un papel "fundamental" en la economía de estas sociedades por ser un producto "predecible, fácil de conservar, secado y ahumando, y de almacenar para un posterior consumo".

Durante el proyecto, que ha durado tres años, se han encontrado objetos de uso cotidiano como cubiertos, platos, instrumentos de trabajo, armas de caza y aperos de pesca, todos ellos manufacturados con sílex y otros materiales como huesos o astas.

DOS NASAS BIEN CONSERVADAS

El director del proyecto ha explicado que los útiles de pesca documentados muestran una tecnología "muy desarrollada" y dirigida para la práctica de diversas técnicas pesqueras. Además, ha destacado el hallazgo de dos grandes nasas de madera muy bien conservadas de hace 7.500 años.

Asimismo, ha apuntado que esta sería una de las dataciones más antiguas de ese territorio y una de las mejor conservadas, porque aún mantienen algunos cordajes de unión manufacturados con fibras vegetales.

Los investigadores también han recuperado objetos relacionados con la captura y el procesado del pescado, como anzuelos, arpones, pesas, boyas, agujas para la elaboración y reparación de redes, así como cuchillos de costilla de alce para descamar y limpiar el pescado.

Asimismo, según el CSIC una de las "peculiaridades" del yacimiento de Zamostje 2 es que se conservan numerosos materiales orgánicos, como maderas, huesos, hojas de árboles, excrementos fósiles y, sobre todo, restos de pescado.

"Resulta muy raro encontrar yacimientos donde se conserven tantos materiales orgánicos. Los ictiológicos que hemos encontrado nos dan una idea del porcentaje proteínico que el pescado aportaba a la dieta de la población prehistórica", añade Clemente que destaca que estos datos permitirán hacer un análisis desde el punto de vista de la clasificación de especies, cantidad y tamaño de las capturas y época de pesca, entre otros.

Por eso, ha insistido en que estos datos son "imprescindibles" para valorar el papel que jugó la pesca en la economía de estos grupos humanos.

El yacimiento fue descubierto en los años 80 durante las obras del canal por el que ahora fluyen las aguas del río Dubná, en la cuenca Oka-Volga. El yacimiento presenta cuatro niveles arqueológicos: dos del Mesolítico (entre hace 7.900 y 7.100 años) y dos del Neolítico (entre hace 6.800 y 5.500 años).

"Estos niveles se hallan bajo una capa de subsuelo con aguas subterráneas y bajo un nivel de turbera posterior, que ha permitido una magnífica conservación de los materiales arqueológicos, incluidos los de origen orgánico", concluye el investigador del CSIC.

En el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, han participado también el Instituto de Historia de la Cultura Material-Academia de Ciencias de Rusia, el Museo Estatal del Hermitage de San Petersburgo, el Museo Estatal de Sergiev Posad, la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia.