Recurren a cerámica antigua para medir el campo magnético terrestre

Asa de tarro estudiada
ODED LIPSCHITS
Actualizado: martes, 14 febrero 2017 17:15

   MADRID, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

   Antiguos mangos de tarro han sido utilizados para trazar la fuerza del campo magnético de la Tierra durante un período de 600 años, y han hallado oscilaciones periódicas como el debilitamiento actual.

   En su artículo publicado en PNAS, el equipo de investigadores de las universidades de Tel Aviv, Hebrea de Jerusalén y California, describe cómo fueron capaces de fechar con precisión estos restos arqueológicos, lo que permitió medir el campo geomagnético con el tiempo.

   El campo geomagnético protege la vida en la Tierra de un flujo constante de radiación cósmica. En este nuevo esfuerzo, los investigadores buscaron aprender más sobre la intensidad del campo a través del tiempo usando evidencias antiguas y aplicar esta información para entender cómo podría comportarse en el futuro.

   Como explica el equipo, las partículas de óxido de hierro mezcladas en arcilla utilizada para fabricar tarros se pueden utilizar como un dispositivo de medición porque quedan fijadas en alineación mientras la arcilla sigue estando blanda debido al campo geomagnético. Una vez que el tarro se somete a cocción, las partículas permanecen congeladas en su lugar.

   Además, los antiguos fabricantes de tarros sellaron y escribieron en las asas para fines impositivos, dejando pistas claras sobre cuándo se hicieron. Por lo tanto, para crear una sola medición, los investigadores darían fecha a una jarra utilizando textos históricos, luego examinaron las partículas de óxido de hierro para obtener una lectura respecto a la fuerza magnética. Repitiendo este proceso para las asas de tarros creadas entre los siglos VIII y II antes de Cristo, el equipo pudo crear una línea de tiempo de la fuerza de campo magnético.

   Los investigadores informan de que el análisis reveló una reducción gradual en la intensidad del campo a lo largo de los seis siglos en estudio, y que también hubo picos y caídas en la intensidad del campo durante algunos períodos de tiempo. Encontraron, por ejemplo, que la fuerza de campo aumentó a finales del siglos VIII antes de Cristo, y después cedió, perdiendo aproximadamente el 27 por ciento de su fuerza.

   Estas fluctuaciones, sugiere el equipo, indican que no debemos preocuparnos por el debilitamiento que se ha observado en los últimos 180 años, y creen que representa fluctuaciones normales. Los nuevos datos también pueden ayudar a los científicos del planeta a comprender mejor la naturaleza del campo geomagnético y a responder a algunas preguntas, como por qué ocurren fluctuaciones y cambios de dirección.