Terapia canina para estimular a personas con diversidad funcional

Uno de los perros que participan en la terapia canina
GVA
Actualizado: sábado, 7 noviembre 2015 14:15

   VALENCIA, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -

   La residencia Carmen Picó de Alzira (Valencia), dependiente del Instituto Valenciano de Acción Social (IVAS) utiliza la terapia canina para estimular las habilidades comunicativas, afectivas y motrices de las personas con diversidad funcional.

   Según ha informado la Generalitat en un comunicado, algunas de las reacciones de los usuarios del centro al comenzar la terapia, cada miércoles, consisten en sonrisas, aplausos y gritos de alegría. Trasto, Cora, Cleo y Bicho son los perros encargados de provocar esos sentimientos.

   Desde hace cinco años los voluntarios de la ONG Intervención Ayuda y Emergencias (IAE) realizan actividades y juegos con los animales, que están entrenados en la obediencia positiva, y un grupo de entre 10 y 15 usuarios del centro.

   Según ha explicado Elia Martínez, miembro de la ONG, el contacto con los perros aporta a estas personas "un incentivo diferente al trato cotidiano con los humanos".

   Así, por ejemplo, los voluntarios colocan a los perros sobre las rodillas de los participantes en la terapia y les piden que les peinen, ejercitando la motricidad fina. Es el caso de Eduardo, uno de los residentes con un nivel de comunicación muy bajo y que casi nunca interactúa con sus compañeros, a quien "cuando llegan los perros le cambia la cara", según el director y psicólogo del centro, Paco Hernández. Como Eduardo, con este tratamiento muchos usuarios establecen relaciones afectivas y sociales a través del lenguaje no verbal.

   La terapia incluye también ejercicios intelectuales que alimentan el aprendizaje y el trabajo en equipo de forma lúdica. Con estos juegos se trabajan colores y números en los que los perros son "un apoyo fundamental".

   Hernández ha explicado que de todas las terapias que realizan al centro esta es "una de las más llamativas porque proporciona beneficios que al ser humano se le escapan". Así, durante 45 minutos los perros "se convierten en su apoyo emocional, relacional y comunicativo", algo que les da "recursos y material para trabajar el resto de la semana".

   Adeás, las personas con diversidad funcional que participan en terapias como esta reciben también el cariño del animal y se fomenta el autoestima de los pacientes. Por ello, los animales deben reunir ciertos requisitos como ser sociables, ágiles, inteligentes, muy afectuosos y obedecer tanto al cuidador como a los pacientes. También es recomendable que sean de tamaño mediano, pensando en las personas que están en cama o silla de ruedas.

   Según el director general de Diversidad Funcional, Antonio Raya, la risa "tiene un valor terapéutico muy importante", por lo que desde su departamento apuestan por "potenciar este tipo de actividades que a partir de estímulos auditivos, visuales y táctiles favorecen el intercambio afectivo y establecen lazos entre animales y personas".

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