Crítica de La Visita: Shyamalan busca redención en casa de los abuelos

Actualizado: viernes, 11 septiembre 2015 11:47

MADRID, 11 Sep. (EUROPA PRESS - Israel Arias)

   M. Night Shyamalan vuelve a la gran pantalla con La Visita. Tras encadenar varios fiascos sonados y como si de una cura de humildad se tratara, el otrora señalado por muchos como sucesor de Spielberg deja atrás las superproducciones e intenta redimirse con una modesta cinta de género. Propósito de enmienda que el director de El sexto sentido, El protegido o Señales solo logra a medias.

   Tras aquella fallida aventura espacial armada para lucimiento de Will Smith y su hijo que fue After Earth, Shyamalan se refugia en el terror, su medio natural, con una cinta en la que se sirve del bastante usual artificio del metraje encontrado para relatar la pequeña pero inquietante historia de una familia desestructurada.

   Técnica esta, la del 'found footage', que tuvo como precedente más notable a Holocausto caníbal (1980) y popularizo a finales de los noventa El proyecto de la Bruja de Blair. Una fórmula que ha encontrado en el terror su mayor y mejor alíado y que han explotado con éxito sagas como Paranormal Activity o la española REC.

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   Becca y Tyler son dos hermanos adolescentes que no conocen a sus abuelos. Su madre abandonó a sus padres tras un suceso traumático cuando tenía 19 años y ahora los dos viajan por primera vez a la vieja granja de Pensilvania para encontrarse con ellos. El viaje servirá además para que la hermana mayor dé rienda suelta a sus inquietudes cinematográficas y filme un documental casero lo que esperan sea el testimonio del perdón para su madre y -vaya "casualidad"- la redención para unos y otros tras años de separación y sufrimiento.

ABUELITA DIME TÚ...

   La premisa, propia de un telefilme de sobremesa, pronto se vuelve interesante. Lo hace, para ser exactos y sin entrar en muchos detalles, desde el primer momento en el que la perdida e incomoda mirada de la abuela -una inmensa Deanna Dunagan- se fija en el objetivo de la cámara de su nieta.

   Ella es -sin desmerecer a sus tres compañeros de fatigas: los jóvenes Kathryn Hahn y Ed Oxenbould y el veterano Peter McRobbie- el gran acierto de Shyamalan en un título en el que el director exhibe su pericia técnica -puede que estemos ante la película found footage con la narración más limpia y cohesionada de la última década- y en la que ofrece un puñado de secuencias verdaderamente escalofriantes. Mención especial en este punto merece la escena del horno cortesía, cómo no, de nuestra 'adorable' abuelita.

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   La Visita cuenta además con interesantes referencias metacinematográficas, eficaces golpes de humor y, cómo no, con el giro de guión marca de la casa. Un en este caso previsible golpe de timón que da paso a una recta final en la que Shyamalan se olvida de el tono ligeramente contenido que presidía toda la narración, y con el que ha logrado crear un punto de tensión más que aceptable, para abrazar -quizá con demasiado entusiasmo- algunas de las licencias propias de un género al que estaba deseando volver.

   La Visita está lejos del nivel de excelencia de los evocadores primeros títulos de Shyamalan, aquellos que le encumbraron como uno de los nuevos directores de referencia. Pero por suerte lo está aún más de la mediocridad de El incidente, Airbender o After Earth, una concatenación de trabajos fallidos que hicieron que muchos le dieran ya por muerto. No, La Visita no es gloriosa, pero sí es una resurrección. Y que Shyamalan siga vivo es una muy buena noticia.