Bernardo Atxaga: "Quien dice que la sociedad vasca no ha cambiado vive lejos"

Bernardo Atxaga
PELLO ELZABURU
Actualizado: sábado, 12 abril 2014 8:54

MADRID, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -

Bernardo Atxaga nunca tiene un plan previo antes de comenzar una novela. No piensa en lo que va a escribir y tan solo espera a que su cabeza esté llena de ideas y vivencias. Solo cuando están a punto de rebosar comienza a redactar un texto y se deja llevar por la "corriente del lenguaje".

Esto le ha ocurrido con la obra 'Días de Nevada' (Alfaguara), para la cual comenzó a escribir piezas, unas veces cercanas a la crónica, otras a la novela, otras al cuento y otras a narraciones de viajes. Todo ello confluye en este volumen, en el que el nexo de unión es su experiencia en el estado de Nevada, en Estados Unidos, entre 2007 y 2008, según ha explicado durante una entrevista concedida a Europa Press.

Las escenas cotidianas, sus vivencias, sus recuerdos, la poética del desierto, las llamadas telefónicas a su madre y los amigos que conoció al otro lado del Atlántico se fusionan aquí con la fantasía y las reflexiones del escritor.

Atxaga (Guipúzcoa, 1951), cuyo verdadero nombre es José Irazu Garmendia, explica que el detonante de este libro surge de la película 'King kong', personaje del que afirma haber leído mucho y que de alguna manera aparece aquí. Según relata, en el mismo barrio en el que vivían se encontraba la casa en la que fue raptada una chica, un delito que ocurrió "como si el raptor hubiese tenido en mente la película, porque entró, la cogió y la echó a la espalda", narra.

Esa trama, que le sirvió al escritor para unir sus vivencias entre sí, se enmarca en el paisaje de Nevada o, como prefiere llamarlo, "del lejano oeste", lugar que acompaña a cualquier persona de su generación "a lo largo de su vida". "Es más cercano aún que el que hemos conocido físicamente y directamente. Peleas entre indios y vaqueros, películas con John Wayne y música de Elvis Presley que aún suena en los casinos", apunta Atxaga.

ESCRITOR BILINGÜE

Atxaga presume ser uno de los pocos escritores bilingües que existen. Si bien es cierto que idea sus novelas en vasco, la traducción al castellano no se limita a ser una conversión literal de las palabras, sino que busca su propia identidad en función de las posibilidades del lenguaje. Lo que el autor prefiere llamar "versión".

Junto a él trabaja la traductora Asun Garikano, que "casualmente" es su mujer. "El objetivo es tener la primera copia, el bruto, el texto que se ha de destruir. A partir de esa copia realizas un nuevo libro. Una parte de la narración está en la lengua, tiene corrientes, parece que te lleva, y es importante seguirlas", explica.

El autor de 'Días de Nevada' veranea en un pequeño pueblo de Vitoria, donde se siente uno más --no soportaba llamar la atención-- y desde donde divisa dos paisajes: la montaña del cantábrico y el trigo que avisa de la cercanía de la meseta.

En su opinión, "la sociedad vasca ha cambiado" y afirma que quien piense lo contrario es porque realmente "vive lejos". "Desde lejos se puede pensar que hay una política enmarañada y que siempre hay humo en la habitación. Pero ahora no hay violencia ni muertos. La sensación es absolutamente diferente", recalca el también autor de 'Obabakoak' y 'El hombre solo' (1994).

Al igual que en su libro, Atxaga es consciente de que un solo hecho violento afecta a toda una sociedad y sabe que cuando desaparece "la sensación es de un aligeramiento y una despreocupación tremenda" que, además, "se olvida pronto".

En este sentido, indica que es necesario recordarlo porque la vida cotidiana provoca el olvido de lo que no afecta directamente. Sin embargo, prefiere honestidad: "Aquel que espere vivir en una sociedad en la que todo fluya y todo sea como un tobogán que espere al momento de ir al cielo.

Preguntado acerca del debate parlamentario sobre la consulta de Cataluña, Atxaga critica que los políticos parecen llevar "la democracia en el bolsillo" y precisamente uno de los síntomas que prueba que "aún no se ha interiorizado es pensar que todo está hecho". Sin embargo, está convencido de que "la democracia se mueve constantemente".

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