MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
CaixaForum Madrid acoge desde este jueves 23 de noviembre al 18 de febrero la exposición 'El mundo Giorgio de Chirico', que abre una ventana al mundo metafísico e imaginario del artista italiano, considerado el "padre del surrealismo", según han señalado este miércoles 22 de noviembre los responsables de la muestra en su presentación.
La muestra está compuesta por un total de 143 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos y litografías, procedentes la mayoría de la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, que están divididas en seis secciones que reflejan la enigmática visión de la realidad de De Chirico (Volos, Grecia, 1888 - Roma, 1978).
Sus referencias al sueño y a la memoria se plasman en esta exposición a través de sus ámbitos más conocidos: sus retratos, sus interiores metafísicos en diálogo con el exterior, la plaza como arquitectura de su puesta en escena, los maniquíes humanizados, los baños misteriosos o los gladiadores.
En palabras de Fabio Benzi, miembro del Consejo científico de la Fundación Giorgio e Isa de Chirico, colaboradora de la muestra, De Chirico fue "uno de los grandes inventores" en el arte, precursor en su indagación de la "psique" que lo mantuvo en una posición paralela a la de la vanguardia francesa.
De Chirico y Picasso, en palabras del polifacético artista Cocteau, fueron los dos grandes nombres del arte contemporáneo y, además, al no existir competencia entre ellos, se respetaban y mantuvieron una gran amistad, según ha agregado Benzi.
PUESTA EN ESCENA DEL TIEMPO Y EL ESPACIO
La exposición, para la que se ha recreado en la sala de CaixaForum Madrid una "piazza" italiana, arranca su recorrido en un espacio dedicado a los retratos, un género que el artista cultivó a lo largo de toda su carrera y cuyo naturalismo convivió con los elementos metafísicos, según han explicado las comisarias, Mariastella Margozzi y Katherine Robinson.
La muestra continúa en el apartado dedicado a los interiores metafísicos, unas estancias en las que el artista acumula objetos de la vida cotidiana, como cajas o galletas, e instrumentos de arquitectura, como cartabones y reglas de dibujo. "El pensamiento de De Chirico se concentra en la sedimentación de las cosas como recuerdos", señalan las comisarias.
El artista crea un diálogo entre el interior y el exterior a través de las ventanas que abre en las habitaciones y que lleva al espectador a asomarse a otra realidad y añade al "enigma" otros espacios, como son Nueva York --ciudad a la que se trasladó--, la fábrica o la ciudad moderna, entre otros.
De Chirico desarrolló en Florencia en 1910 el tema de la plaza de Italia, con los pórticos, las esculturas, las torres y las chimeneas que reflejan la eternidad del tiempo característica de sus obras. A esta arquitectura se sumaron, fruto de la nostalgia que experimentó por Italia durante su estancia en París, escenografías en las que "el tiempo y el espacio se detienen, congelados en una visión teatral".
De forma simultánea, el artista desarrolló en sus pinturas maniquíes: seres con cabeza, "sin fisonomía ni rasgos, con los que expresó "pasión" y con los que no hablaba de individuos, sino de seres en el mundo que reflejan su "fragilidad", en palabras de las comisarias.
A estos elementos se sumaron posteriormente el tema de los baños misteriosos, que nació en 1934 con dos litografías que De Chirico realizó para acompañar los diez textos de 'Mythologie', de Jean Cocteau. A continuación, el visitante podrá descubrir la recuperación que el artista realizó en los años 40 de la tradición pictórica del Renacimiento y el Barroco, así como las obras que dedicó en los años 30 a los gladiadores, que cierran este recorrido y que ponen de relieve de nuevo la memoria y la nostalgia de la antigüedad mediterránea.
