Rafael Martínez Simancas
BEGOÑA RIVAS
Actualizado: jueves, 3 julio 2014 10:55

MADRID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

El periodista Rafael Martínez Simancas (Ruté, Córdoba 1962) ha fallecido este jueves a los 53 años debido a una leucemia, según han confirmado a Europa Press fuentes de Vocento.

Licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, fue director del periódico 'QUÉ!' y colaborador de otras cabeceras del Grupo Vocento a través de Colpisa, así como en ABC/Madrid. Además, era colaborador de Europa Press, como columnista de OTR/Press. También ha trabajado en la Cope, Onda Cero, Cadena Ser y Punto Radio.

Es autor, entre otros, de los libros 'Doce Balas de Cañón' y 'El Amor Patético', (Algaida), también del ensayo de humor 'Estoy en el candelabro y otros nardos en la palabra', 'Corazón Rojo' y 'El Tiempo y la memoria', publicados por la Esfera de los libros

Tiene una Antena de Oro, otorgada por la Federación Española de Profesionales de Radio y Televisión y el Premio 'Mesonero Romanos' de Periodismo, otorgado por el Ayuntamiento de Madrid.

Martínez Simancas era colaborador habitual de Europa Press como columnista de OTR/Press. Reproducimos aquí su últimas columnas, la última publicada este miércoles 2 de julio:

Rafael Martínez-Simancas.- Campamento de verano

MADRID, 02 (OTR/PRESS)

Hay dos tipos de niños, los que quieren campamento de verano y los que no lo quieren y un tipo de padre, los que no lo quieren. ¿Y si a mi niño le pica una abeja? Es sencillo, que se rasque, pero ay de perder las comodidades que tiene el niño en casa, nuestro querubín durmiendo fuera de su camita, teniendo pesadillas horribles con titanes, avispas y urdangarines, pues no pasa nada. El crecimiento madura mucho antes si se deja en "libertad" y a los 12 años Napoleón ya tenía soldados apuntados. ¿Quiere esto decir que Napoleón quería acabar con la República?, no sólo que quería terminar con la música porque los niños tocaban el tambor fatal, peor que un enjambre de avispas desafinadas ejecutando a los enfants de la patrie, ¿hay acaso derecho a eso?

Los nuevos campamentos juveniles vienen con olor a papá y a mamá incorporados y con olor de casa, a chocolatina, lápices recién afilados, a colonia, a su perro favorito, a su tortilla favorita, a su televisión favorita y a su equipo de fútbol favorito. Así que el niño es más que favorito. Luego, los padres somos un poco exagerados a la hora de evaluar un campamento ya sólo le pedimos que tengan la colonia favorita del niño y así no nació ni el Zorro, ni Napoleón ni Mozart que, naturalmente tenían piojos. Montoro, qué disgusto, que estos no se van de casa ni con agua caliente, ni se van a ir y nunca cotizarán como autónomos. El Plan Querubín es una gran idea con tal de que haya querubines, pero los niños hasta que no se hacen independientes son unos auténticos lechuginos dependientes. Menos mal que todavía hay quien se juega su prestigio a que su niño pueda atravesar el desierto de la independencia y salir vivo de la experiencia. Ole esos padres valientes, ole esos niños arrojados y sobre todo, esos monitores que se ocupan de los niños cuando entran en barrena y se ponen a llorar, da igual, son unos valientes, aunque el campamento lo hayan puesto en la salita de casa, corajudos que son ellos.

Rafael Martínez-Simancas.- Sueños caros

MADRID, 2 (OTR/PRESS)

"Hay un anuncio que ni se lo plantea, directamente responde que sí: todos nuestros sueños son caros, (y algunos horteras). Cada cuál responda si necesita un yate para ser feliz o se apaña con unos buenos amigos con los que tomar unas cañas de vez en cuando.

Lo que me sorprende son los sueños colectivos que arrastran y desmontan pasiones, por ejemplo el fútbol donde no pasar a la siguiente fase parece una tragedia nacional que merece terapia para todos y que nos va a costar durante un tiempo haber sido apeados por Holanda. ¿También el fútbol es un sueño caro? ¿Tanta importancia se le da al llamado deporte rey?, ¿Viviremos esta derrota mundialista como una traición del destino?, ¿No es mucho exagerar? Se podría pensar que o salimos a la calle con la camiseta roja o nuestras vidas no tienen sentido.

En fútbol, como en la vida, como en los sueños parece que no aceptamos asuntos baratos y perder es una realidad que nos humaniza. De hecho deberíamos aprender a que será muy difícil tener un velero, un avión privado, una isla en Bahamas o dos butacas fijas en la Ópera de Berlín. Y puede que fuéramos más felices porque no hace falta marearse en el avión, para eso vale cualquier línea comercial, es mas hermoso recorrer mundo que ocultarse en una isla, es más divertido tomar unas cañas con los amigos que la Ópera de Berlín, casi seguro.

Pero el fútbol parece que nos ha captado y sin llegar a las tragedias que vemos en Brasil cuando el equipo no carbura se nos ha instalado una depresión colectiva absurda. Por lo tanto además de sueños caros tenemos también sueños bobos y de la estupidez debe responder cada uno por su cuenta sin hacer responsable a nadie mas. Cada uno somos responsables de nuestros niveles de hortera en sangre. Ver al del anuncio en su yate imaginario produce cierto prurito, como si se vistiera de niño mayor que va a hacer la primera comunión cuando tiene mas edad que un guardamarina de El Cano. ¡Eso, El Cano!, también puede formar parte imprescindible de los sueños caros, no hay velero más bonito en nuestras aguas, y seguro que si lo compramos le hacemos un favor al Ministerio de Defensa que está soltando lastre para aliviar cuentas. Nosotros somos propietarios y el Ministerio usufructuario.

Ahora que empieza San Fermín, ¿alguien se imagina que un millonario comprara todas las entradas de la Plaza para ver solo la corrida de toros?, ¿Dónde iba a quedar el ambiente, dónde las cuadrillas tan animosas?, a veces en exceso".