Actualizado: miércoles, 13 septiembre 2017 11:35

MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -

El atleta Javier Conde, ganador de cuatro medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Barcelona'92, recuerda "como algo mágico" aquella cita de la que se cumplen ahora 25 años y que fue la primera en su carrera, asegurando que todos se quedaron sorprendidos por el gran apoyo que recibieron del público, algo a lo que no estaban acostumbrados hasta entonces.

"Recuerdo los Juegos de Barcelona como algo mágico, disfrutando de cada una de las competiciones y sobre todo del calor del público. No nos habíamos visto en otra igual, lo normal era ver las gradas vacías y en esta ocasión hubo una comunión muy grande con el público que lo único que quería era que lográsemos los mayores éxitos posibles", señaló Conde en una entrevista a Europa Press.

El vizcaíno apuntó que compañeros más veteranos les contaban que habían pasado "muchas penurias" en otros Juegos o grandes campeonatos. "A lo largo del tiempo he podio ver que Barcelona fue algo increíble y con posterioridad otros Juegos fueron muy por debajo del nivel de Barcelona", admitió.

El atleta confesó que "soñar es gratuito" y que por ello se había visto "ganando, en el podio y disfrutando" en el Estadio Olímpico antes de comenzar el evento. "Pero luego nada tiene que ver con la realidad. En la carrera de 10.000 metros, llevábamos 30 minutos corriendo y el público cada vez que pasabas hacía la ola y te daba pena que se acabase la prueba, llegaban momentos en los que disfrutabas cada zancada con el apoyo del público", recalcó.

En este sentido, confesó que estaba absolutamente concentrado en competir. "Vino mi familia desde Bilbao a verme y quedé con ellos para tomar algo y a los 10 minutos me volví porque estaba perdiendo la concentración. Estaba a gusto pero no era lo que me pedía el cuerpo, estaba al cien por cien a la competición, y me marché". comentó.

"Luego salió un libro donde se dice que no habíamos ido a los Juegos como si fuésemos a Lourdes a curarnos de nuestra discapacidad sino a competir. La gente subía al estadio y no sabia lo que se iba a encontrar, para la gente era algo nuevo y diferente, pero en un par de horas empezaban a disfrutar como si estuviesen corriendo los mejores sin discapacidad. Tuvo que haber una transformación de la gente que venia a ver que era aquello y cuando estaban en el lugar de competición, al momento se metían en la prueba y vibraban con ella", añadió Conde.

LAMENTA LA FALTA DE AYUDAS

Y pese a ser los primeros Juegos para él, los preparó "de la misma manera" que ha hecho desde entonces, incluso para los retos solidarios que realiza. "Cada uno debe pretender ser el mejor en lo que preparamos. No puedo meterme a algo sin saber que no he entrenado al cien por cien", indicó. Sin embargo, "no era nada fácil" y pasó por "momentos muy duros" por las dificultades en las ayudas.

"Siempre he intentado entrenar en las mejores condiciones. Tenía mi equipo y siempre me he rodeado de un grandísimo equipo, aposté muy fuerte por ello. Busqué patrocinadores privados y gracias a ellos pude tirar, y luego tuve la ayuda de la ONCE que nos daba 50.000 pesetas que nos vinieron muy bien, pero al mes siguiente no cobramos ni una peseta, a nivel institucional estábamos en medio del desierto sin ningún tipo de ayudas", lamentó.

Para el vasco, "la situación ha ido mejorando". "Pero no podemos olvidarnos de aquellos que estuvieron en los Juegos anteriores, que estos sí que han sido los pioneros porque su intención no era que hubiese una transacción económica y estaban con condiciones eran muy malas", resaltó.

"Las nuestras no son idóneas para compartir el deporte con el trabajo o los estudios, pero es lo que tenemos que intentar, tener las mejores condiciones para que los deportistas puedan tener garantías de poder hacer bien las cosas en activo y cuando lo dejen poder tener la tranquilidad de conseguirles un trabajo porque para algo están representando a nuestro país", subrayó el vasco.

Finalmente, a pesar de ganar cuatro oros en Barcelona, Conde le tiene un aprecio especial "a la última" de sus medallas paralímpicas, la plata en Atenas 2004 en los 5.000 metros, "ya con 40 años". "Nos quitaron el maraton y me tuve que reciclar a los 5.000. En la última vuelta, un argelino me 'quitó las pegatinas' y todavía estoy en shock por la última vuelta que hizo. Pero la plata para mí fue algo increíble porque no esperaba conseguir medallas, pero cuando me pongo un dorsal soy un gran competidor", sentenció.

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