EDIZIONES, 29 Sep.
Se sabe que los gatos son unos animales muy independientes, que entran y salen cuando les viene en gana. Aparecen y desaparecen cuando quieren. Hacen lo que quieren. Está en su naturaleza. Muchos dueños de gatos lo saben, y facilitan las idas y venidas de sus mascotas con una gatera en la puerta, esa pequeña puertecita diseñada especialmente para ellos. Pero claro, no todos la tienen...
Es lo que le ocurre a este gato, que no tiene la comodidad de entrar por una gatera, así que ¿qué hace cuando vuelve a casa y se encuentra con que está la puerta cerrada? Pues como hace todo hijo de vecino: llamar a la puerta. El gato ha aprendido a hacerlo de esta manera: sube un par de escalones de la escalera de acceso, se estira un poco hasta llegar a un candado que cuelga de la cerradura, y con unos golpecitos hace sonar la puerta. En pocas palabras: ha aprendido a llamar.
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Eso no es todo: además de aprender a llamar, el felino espera pacientemente a que le abran. Es más, al cabo de unos segundos, viendo que no le abren, repite la operación por segunda vez, por si acaso no lo habían oído los de dentro. Como haría cualquiera de nosotros, ¿no es así? Un gato inteligente...¿qué será lo próximo que aprenda?
