EDIZIONES, 02 oct.
Los que crecimos con los libros de Harry Potter empleábamos nuestro tiempo entre leer e imaginar el día en que una lechuza entrara por nuestra ventana y nos entregara la carta de invitación de Hogwarts para pasar uno de los años académicos más alucinantes en materia de magia y hechicería. ¿Qué podía hacer más feliz a un niño que aquello?
Los padres de Marco, un pequeño de seis años aficionado a la saga de J.K Rowling, quisieron hacer los sueños de su hijo realidad y orquestaron junto a Patty&Party, una empresa organizadora de eventos infantiles, una fiesta de cumpleaños temática muy difícil de olvidar.
La fiesta, que fue todo un éxito, estaba cuidada hasta el más mínimo detalle: "Llegó septiembre y Marco y sus amigos recibieron esa carta tan especial que les decía que eran admitidos en la famosa escuela de magia Hogwarts", escribían los organizadores en su página de Facebook.
"Según llegaban eran recibidos por un pequeño Harry indicándoles que si habían recibido la lechuza con la invitación, tenían que buscar el andén 9 y 3/4 y atravesar el muro. Una vez dentro, "el sombrero seleccionador" les indicaba a cuál de las cuatro casas pertenecían, y por tanto, su mesa de merienda donde tenían preparados sus uniformes con sus escudos, gafas y corbatas correspondientes".
Hasta aquí la cosa pinta emocionante -hasta para un adulto- pero es que continúa: "Ya en el interior se podía ver una chimenea de donde salían disparadas un montón de cartas que el malvado tío de Harry había intentado esconder, y sobre la mesa, como en el comedor de Hogwarts, volaban velas. Allí un autentico mago les enseñó un montón de trucos de magia".
"Después disfrutaron de la piñata gigante con forma de lechuza y antes de irse pasaron por el photocall y por la mesa de regalitos para llevarse su bolsa de Harry con: una libreta, una varita-lápiz, una bola snitch, una escoba con cuches, un tarrito de judías mágicas..."
(Pero, ¿se puede tener un mejor cumpleaños que el de Marco?)
Seguro que Marco y sus amigos lo disfrutaron en grande. ¡¿Quién no lo hubiera hecho en su lugar?!
