EDIZIONES, 08 Ago.
Hace unos años atrás, la mera idea de penar en un coche que se condujera sólo sonaba entre rocambolesca y futurista. Hoy en día, y gracias a los grandes avances tecnológicos que se están produciendo, lo que antes era un sueño casi imposible, se ha hecho realidad. Prueba de ello son los coches autónomos de Google, que de momento se mueven por California y la sede de la compañía.
Quien sabe cuándo llegará el día en que la conducción, tal y como la conocemos ahora mismo, evolucione a tal punto que ningún coche contamine, ni tenga que ser llevado por una persona. El momento parece lejano, por eso mismo, no es de extrañar que la gente de a pie no dé crédito a lo que vean sus ojos cuando un coche aparece por su lado conduciendo solo.
Así de alucinado se quedó Adam Tuss, un reportero de NBC News que circulaba por el área de Washington, cuando un coche que -aparentemente- se conducía sólo se cruzó en su camino. Como buen periodista, Adam se bajó de su coche para investigar. Tras una inspección cercana, se dio cuenta de que el asiento del conductor tenía manos y pies, pero nada más.
Se trataba de una especie de disfraz con un efecto "ilusión óptica" -muy lograda, por cierto- de una persona que se debió levantar aquel día con ánimo de gastar bromas, pero no con el ánimo de dar explicaciones, pues cuando Tuss se acercó a él para hablar, éste se alejó sin hacer comentarios.
La cosa no se quedó ahí. Después de varias investigaciones, Adam y el equipo de News4 averiguaron que tanto el coche como su conductor formaban parte de un estudio que estaban llevando a cabo desde el Instituto de Transporte Tecnológico de Virginia sobre conducción autónoma. Al parecer, el trabajador estaba llevando el uniforme que debía llevar en aquel momento.
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