DESCONECTA, 26 Nov.
Otis Johnson fue a la cárcel cuando tenía 25 años y fue liberado de su pena a la edad de 69. A su salida, este hombre que había pasado 44 años aislado se reincorporó a un mundo que era totalmente diferente al que él recordaba. Esta es su historia.
Un joven Otis Johnson, de 25 años, fue declarado culpable de tentativa de homicidio contra un oficial de policía y condenado a pasar largos años en prisión. Durante más de cuatro décadas, este hombre ha pasado aislado del mundo y ajeno a los cambios tan drásticos que han sucedido en la sociedad estos años.
Su salida y regreso a la ciudad de Nueva York supuso un choque socio-cultural impactante para él. De repente las personas estaban pendientes de sus teléfonos móviles más que de caminar con cuidado para no tropezar o hablando consigo mismas. La cantidad de pantallas y carteles luminosos que llaman por todos lados la atención son capaces de abrumarlo y de no sacarlo de su asombro, aunque se lo toma con filosofía y paciencia, un don que aprendió en prisión.
Y no sólo en las personas o en la manera en que se comunican llegan a sorprenderlo. Cosas tan simples como ir al supermercado y encontrarse con una variedad casi infinita de nuevos productos que jamás pensó que existirían -como la mantequilla de cacahuete con mermelada- completan un testimonio que pone en evidencia la manera en que los seres humanos hemos cambiado y estamos viviendo nuestra vida.
Reconoce que su paso por la cárcel le ha marcado profundamente, sin embargo, ha aprendido a dejar su pasado atrás y mirar hacia el futuro con esperanzas: "Intento no vivir en el pasado".
"Todo pasó por alguna razón, así que tengo que dejarlo ir, creo". "Tengo que lidiar con el futuro en vez de con el pasado. Intento no mirar atrás. Intento mirar hacia adelante. Y así es como sobrevivo en esta sociedad".
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