Miguel Sebastián: "El programa electoral del PSOE en 2004 era premonitorio, estábamos en una burbuja inmobiliaria"

Entrevista al exministro de Industria Miguel Sebastián
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 1 noviembre 2015 12:10

Ve "lamentable" el impuesto sobre Patrimonio del PSOE y está a favor del contrato único Propone luz gratis para los primeros kilovatios hora consumidos "El decreto de autoconsumo es como si te obligan a tener una licencia de taxi para llevar a los niños al colegio" "Ni el Banco de España ni la banca han hecho aún autocrítica" "Si Zapatero hubiera impuesto la dación en pago, se podría haber frenado la crisis"

   MADRID, 1 Nov. (EDIZIONES) -

Miguel Sebastián (Madrid, 1957) acaba de publicar el libro 'La falsa bonanza', con el que no pretende, según dice, ajustar cuentas con el pasado. La intención del exresponsable de la Oficina Económica de La Moncloa y exministro de Industria es analizar los desequilibrios que desde 1998 condujeron al estallido de la crisis. En esta entrevista con Europa Press, Sebastián se pronuncia acerca de algunas de las cuestiones económicas más controvertidas de aquellos años.

- ¿Dónde arranca la crisis?

Durante la crisis estallan todos los desequilibrios y excesos acumulados en la falsa bonanza, entre 1998 y 2008. Hay una parte en la que entra el Gobierno de Zapatero, pero es una parte pequeña comparada con la gran responsabilidad que tiene el Gobierno de Aznar y Rato, que son los que gobiernan el país cuando España entra en el euro. No estábamos preparados para hacer frente a esa entrada.

- ¿El Gobierno de Zapatero sabía que esos desequilibrios estaban ahí al llegar al poder en 2004?

Si tú te lees el programa económico del PSOE de 2004, es impresionante, premonitorio, estamos en una burbuja inmobiliaria. El diagnóstico estaba hecho, es verdad que quizás el equipo económico no lo asumía. Para ser autocríticos, nosotros desde la Oficina Económica no alertamos suficientemente de los desequilibrios que se estaban montando.

- ¿Entonces se podía haber evitado la crisis?

Pinchar una burbuja es prácticamente imposible, pero sí evitar que se hinche. Se tenía que haber impedido antes que existiera esa gran cantidad de crédito tan barato. Era barato porque los tipos de interés los fija el BCE, pero desde España podíamos haber puesto palos en la rueda para que no concedieran tanto crédito. Algunas cosas se hicieron, pero ya era tarde. Pero debemos ser autocríticos, podíamos haber hecho más.

- ¿Qué más falló para que estallara la crisis?

Tiene que haber autocrítica del periodo de la falsa bonanza. La actitud de los bancos tampoco ha sido de autocrítica. Los bancos cometieron varios errores, como compensar la bajada de tipos de interés con dar crédito en volumen y decir que eran los mejores del mundo. Zapatero se lo cree porque alguien en quien se fía se lo dice.

- ¿La política de gasto público desplegada por el Gobierno socialista fue la acertada a la vista de que se disparó el déficit?

Si haces una política de superávit en los tiempos buenos es para utilizar el colchón cuando empiece la crisis. El Plan E en principio era una buena idea, pero la clave era la rapidez. Se dejó en manos de los ayuntamientos, y unos hicieron cosas buenas y otros cosas malas. En cuanto a la deducción de 400 euros, el problema es que se hizo mal porque se dieron 20 euros al mes y así no se gasta nada. Habría sido diferente si se hubiera ingresado un cheque de 400 euros de la noche a la mañana.

- ¿Zapatero estuvo lento a la hora de atajar la posterior oleada de desahucios?

Teníamos que haber obligado a aplicar la dación en pago. Pero esto le corresponde al Banco de España, que es el regulador. Siendo honestos, a ningún economista se nos ocurrió. Si no, habría ido en el programa económico del 2004. Me ha dado mucha rabia, porque habría entrado en el programa como un cañón y habríamos frenado la burbuja. El banco habría dicho: voy a dar menos crédito o más caro.

- ¿Qué le parecen las propuestas electorales del PSOE?

No voy a valorarlas, pero recuperar el Impuesto de Patrimonio me parece lamentable. Eso ya lo hemos vivido y lo quitamos porque es un impuesto contra el ahorro y necesitamos ahorro para no depender del ahorro del de fuera, que el es déficit por cuenta corriente. Si no queremos depender de lo de fuera, no podemos maltratar nuestro propio ahorro.

- ¿Sigue siendo favorable al tipo único del IRPF y al contrato único?

Totalmente. Me parece tremendamente potente y es un buen momento para replantearlo. El contrato único se ha quemado políticamente, pero me parece justo para los nuevos trabajadores porque te evitas encadenar temporales.

- ¿Usted también ha pagado en negro?

   Es que en España es imposible no haber pagado en negro algo alguna vez porque te ponen auténticos impedimentos. Desde que entré en política he sido muy cuidadoso con el IVA y las facturas y en algunos casos me he llevado broncas.

- De volver atrás en el tiempo, ¿habría avalado el proyecto Castor con la cláusula que establecía una responsabilidad patrimonial del Estado?

Esa cláusula era habitual en España y en otros países, por lo que no le llamó la atención a nadie. Hablaba de indemnización en caso de que la planta estuviera operativa, cosa que nunca ha llegado a producirse, por lo que no entiendo por qué se ha aplicado. Como infraestructura, por supuesto creo que el almacén es necesario y bueno para el consumidor. Al margen de eso, la ubicación no fue buena, pero en eso no me puedo meter porque eso no lo decidí yo.

- ¿Los almacenamientos de gas son entonces buenos para el consumidor?

En caso de subida del gas, tiras del almacén y enfrías el precio. Eso es muy bueno para el consumidor, pero lo que es bueno para el consumidor es malo para alguien. ¿Qué enemigos tiene Castor? Creo yo que no solo los medioambientalistas, me temo.

- Usted dice que se pagó la novatada de las renovables. ¿Se pinchó a tiempo la burbuja fotovoltaica?

Nosotros empezamos los recortes a finales de 2008. Yo llegué al cargo en abril. Los primeros recortes fueron un shock. Se tendría que haber sido más rápido y contundente, pero no sé si legalmente podíamos. La forma de frenarlo habría sido con otro decreto o a través de un real decreto ley. La pregunta es si hubiéramos podido aprobar un real decreto ley urgente. Estoy seguro de que no. Es más, estoy seguro de que no nos hubieran dejado ni los nuestros.

- Usted escribió sobre eso en Enerclub. Aludía a las presiones desde su propio partido.

El ambiente no estaba para nada de que había una burbuja y de que había que pincharla. Herramientas para actuar tuvimos pocas. Al principio dijeron que habíamos sido muy duros con la fotovoltaica, pero a la larga acabarán diciendo que fuimos demasiado blandos. Ya verás. Estoy seguro.


- ¿Derogaría el nuevo real decreto de autoconsumo?

Completamente. Y desde luego daría muchísimas más facilidades a los autoconsumidores. Comparto el argumento de que no puede ser que todos los consumidores paguen los beneficios que van a recibir los que hagan el autoconsumo. Sin embargo, no puede ser que para tener unos paneles en casa te obliguen a tener permiso como si fueras una empresa productora. Es como si te obligan a tener una licencia de taxi para llevar a los niños al colegio.

- ¿Qué le parece la nueva tarifa de luz por horas?

Me parece una buena idea a futuro para el país, pero es un poco pronto. Primero hay que hacer la sustitución de contadores. Yo cuando era ministro estaba desesperado con lo lenta que iba la sustitución y propuse a mis colaboradores pasar una norma para que a partir de ahora los contadores analógicos no se cobrasen. Pero los servicios jurídicos me dijeron que no podría hacer eso porque lo perdemos en el Supremo. Por cierto, yo no he perdido nada en el Supremo.

- Una cosa sí, el bono social. Tras obligar a las eléctricas a financiarlo, se lo recurrieron y ganaron.

Sí, es cierto, lo ganaron. Entró en los costes del sistema por un tiempo. El bono social, por cierto, ya no sería necesario si se aplica una propuesta mía, consistente en introducir un mínimo exento en la factura de la luz.

- ¿En qué consiste esta propuesta?

Un tipo único con un mínimo exento para la tarifa eléctrica. Fuera término de potencia y que haya un mínimo, habrá que ver cuánto, de electricidad gratis. Para todos. Una vez superado el mínimo exento, el porcentaje de lo que vas pagando va subiendo con tu consumo. Es una idea parecida al tipo único del IRPF, en la que no se pagan por la primera parte de la renta. Ya no sería necesario el bono social, al tiempo que se incentiva el ahorro energético, porque la gente sabe que a medida que vaya consumiendo paga más.

- La nueva tarifa por horas sustituye a las polémicas subastas que usted creó.

Cuando pedíamos informes sobre las subastas, nos decían que no había ningún problema, pero a mí siempre me mosqueaba que, cuando llega el momento, siempre subía el precio. A nosotros nos pasó un par de veces, pero todos los informes que pedíamos nos daban negativo y decían que no pasaba nada raro. Yo no me hubiera cargado las subastas porque me parecía un mecanismo mucho más transparente y predecible que el de ahora.

- ¿Le mosqueaba la participación de agentes financieros?

- Exactamente. Tomaban posiciones y eso lo encarecía. Cuando se mete el sistema financiero, realmente no sale nada bueno. En la fotovoltaica se metió el sistema financiero y la convirtió en un producto financiero y llevó a la gente a endeudarse para entrar en los huertos solares.

- ¿Qué previsión tiene acerca de los arbitrajes internacionales sobre renovables?

Creo que en lo que se refiere a nuestra normativa lo vamos a ganar. La gran crítica es la retroactividad y lo que hicimos nosotros no es retroactivco porque la prima a las renovables no la tocamos. Lo que limitamos era el número de horas porque no era razonable que, al haber mucho viento o sol un día, suba la luz. Lo hemos ganado en el Tribunal Supremo y lo ganaremos en la corte internacional. Las medidas que vinieron después, ya veremos.

- Usted fue ministro en una etapa de fuertes subidas de la luz y aparición del déficit de tarifa. ¿Qué causas explican ese desequilibrio?

El desequilibrio viene de la fotovoltaica. Nos metimos 3.000 MW de potencia instalada cuando estaban previstos 400. Eso eran 3.000 millones al año de primas, y eso fue lo que desequilibró todo. Sin eso, lo demás habría sido manejable. Es verdad que si la demanda de electricidad hubiera crecido y crecido, ese coste se habría repartido entre más y hubiera sido menor, pero en vez de subir en tres años un cinco por ciento anual como estaba previsto, lo que es un 15 por ciento, cayó un diez. Eso hizo que el coste para los que seguían consumiendo fuera muy alto. La crisis económica puso en evidencia que todo lo que se había hecho de regulación estaba hecho para unos años de bonanza, pero se podía caer si venían unos años de crisis como así fue. Es un caso más de los excesos de la bonanza.

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