Actualizado 19/06/2017 16:48

Campesinas africanas de las huertas AIDA visitan España: "Ahora implican a las mujeres en las decisiones de la aldea"

Campesinas africanas huertas AIDA
AIDA

MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -

Mariama Kande, de Senegal, y Djienabu Seidi, de Guinea Bissau, son dos campesinas que han visitado España para hablar de su trabajo en las huertas comunitarias que la ONG AIDA, Ayuda, Intercambio y Desarrollo ha ayudado a poner en producción en la zona fronteriza entre ambos países. "Las huertas han cambiado positivamente nuestro papel en la aldea. Antes, si había que tomar cualquier decisión no implicaban a las mujeres, pero ahora sí", ha señalado la guineana en una entrevista concedida a Europa Press.

"Mi marido sólo me saludaba una vez al día al levantarme y ahora todo el rato quiere estar conmigo y preguntarme cosas. En las huertas también quieren participar los hombres", ha subrayado Seidi.

En la misma línea, ha añadido que las mujeres son "más consideradas" en la sociedad por cultivar en la huerta. "Antes, si los hombres no tenían nada, no teníamos nada. Ahora, aunque nuestros maridos no tengan nada, como podemos producir en las huertas, tenemos para comer y para que los niños puedan ir al colegio", ha dicho.

Djienabu Seidi es una campesina de la huerta de Quénebaen (Guinea-Bissau), que, según AIDA, ha conseguido "excelentes" resultados de producción durante "muchos años", y gracias al dinero que ha ahorrado sus dos hijos puedan estudiar, uno de ellos está cursando medicina en Bissau.

AHORA LOS NIÑOS PUEDEN IR AL COLEGIO

Junto a ella ha viajado Mariama Kande, miembro del grupo de mujeres de Mballocounda (Senegal), donde se puso en marcha un proyecto de huertas comunitarias en 2014 que, según AIDA, consiguió la producción "más alta" de la zona (más de ocho toneladas de cebollas y siete de otros productos).

"Cuando no estaba el proyecto de las huertas todo el mundo trabajaba. Gracias a lo que sacamos de los huertos ahora, desde los cinco años, todos los niños y niñas pueden ir al colegio y al hospital, antes se tenían que quedar en casa y no nos planteábamos llevarlos a la escuela", ha señalado la senegalesa,

Según ha explicado la responsable de comunicación de AIDA, Paula Sánchez-Alciturri, los colegios de la zona "son como una cabaña" y las familias "tienen que pagar al profesor".

COMÍAN PESCADO PODRIDO

La huerta de Mariama Kande continúa en funcionamiento con "excelentes resultados", por lo que el año pasado se comenzó en la localidad una experiencia de acuicultura "innovadora" que ha integrado los productos hortícolas con la producción de peces.

"El cultivo de peces ha funcionado bastante bien en un par de comunidades y la idea es ir ampliándolo porque mejora su dieta. Les hemos explicado técnicas de conservación, tanto con las hortalizas como con el pescado, porque en la época de sequía se quedaban sin comida", ha asegurado Sánchez-Alciturri.

En este sentido, Mariama Kande ha recordado que antes comían "el pescado podrido", porque cuando llegaba a la zona interior "estaba en malas condiciones", y ha destacado que el proyecto de AIDA ha cambiado "mucho" sus vidas ya que, aunque antes también comían, la comida "no era de calidad" y ahora es "muy buena".

"Ahora comemos el pescado sano, zanahorias, tomates, patatas o cebollas, productos que antes no cultivábamos y que eran muy caros en el mercado. Antes estábamos acostumbrados a comer solamente el pescado podrido, que llegaba en bicicleta, y arroz", ha apuntado.

Asimismo, la campesina senegalesa ha indicado que antes "todo el mundo estaba muy cansado" y no podían hacer "muchas actividades físicas". Sin embargo, ahora, al haber "disminuido el hambre" y al alimentarse "mejor", pueden "trabajar mejor".

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LOS NIÑOS TRABAJAN CON DIEZ AÑOS

Aunque tanto Kande como Seidi aseguran no haber visto ningún caso de explotación infantil, ambas han subrayado que consideran "normal" que los niños "con diez años" comiencen a trabajar, pero han añadido que ahora, gracias a las huertas, los niños "no trabajan por la mañana para ir al colegio" pero "por la tarde sí".

"Todo el mundo trabaja, no hay otra opción, si no trabajas es porque estás enfermo. Las niñas se quedan en casa trabajando hasta que se casan y se van con su marido", han explicado ambas.

Las dos campesinas han estado acompañadas por Aissatou Dumbia, presidenta de una cooperativa de mujeres con discapacidad funcional en Senegal que crean artesanías para su venta, que ha ejercido como traductora durante la entrevista.

"El Gobierno de Senegal no hace nada por los discapacitados, pagamos los mismos impuestos que el resto. No hay ningún tipo de ayuda pública para los colectivos más vulnerables", ha subrayado Dumbia, que saca a su familia adelante, sin estar casada, pese a tener sólo un brazo.

Desde 2008, AIDA y sus socios locales han creado una red, formada por 41 huertas comunitarias, en la cual participan más de 3.800 familias campesinas. Todas las huertas han contado con el apoyo de la Cooperación Española, a través de fondos de la AECID, la Xunta de Galicia y la Junta de Castilla y León.

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