Publicado 16/03/2015 14:44

Una víctima de maltrato: "Llegó un momento que sabía maquillarme los moratones por vergüenza"

El acusado niega haberla tiroteado, pero la víctima declara que la disparó de espaldas

MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -

Una víctima de violencia de género ha reconocido este lunes en el juicio que llegó un momento en su relación que sabía cómo maquillarse los moratones que le salían como consecuencia de las agresiones que recibía de su expareja, quien vació el cargador de una pistola contra ella acabando casi con su vida. "Lo tapaba por vergüenza", ha dicho.

Tras un biombo para evitar la confrontación visual con su presunto maltratador, la mujer ha declarado entre sollozos y visiblemente nerviosa varios episodios de malos tratos, admitiendo que nunca le denunció porque siempre pensó que podría arreglarlo y para protegerlo. "Hasta que pasó lo que pasó", ha dicho.

Su testimonio lo ha escuchado a escasos metros y entre aspavientos José Luis C. B., quien se enfrenta a una petición fiscal de 32 años de cárcel. Se le juzga por delitos de asesinato en grado de tentativa, sustracción de hijo menor, violencia habitual en el ámbito familiar, amenazas graves, quebrantamiento de medida cautelar, entre muchos otros.

En su declaración, el procesado ha relatado que nunca agredió ni amenazó a la que fue su pareja durante 16 años, admitiendo que sí la llegó a insultar varias veces porque estaba "trastornado de celos" al estar convencido de que le era infiel con muchos hombres.

Su obsesión, según su relató, le llevó a tener la tarjeta duplicada del móvil de su pareja para recibir todas las llamadas que ésta recibía; a someterla hasta en dos ocasiones a la prueba del polígrafo; a hacer una prueba de ADN de su ropa interior; y a contratar a un detective privado. Todas las pruebas de infidelidad resultaron negativas.

Sobre el día de los disparos, que se produjeron el 16 de febrero de 2013, el acusado ha relatado que ese fin de semana se encontraba junto a su hijo en Málaga, dado que le tocaba el régimen de visitas. "Estábamos cenando y me detuvo la Policía. Yo no he disparado a nadie ni he tenido nunca una pistola", ha reseñado.

Frente a su versión, la víctima ha narrado que solía recibir todo tipo de insultos por parte de su pareja. "Lo hacía según se levantara. Yo no hacía nada", ha contado la mujer, que ha relatado que solía irse de casa pero regresaba al poco por "vergüenza" y para que su familia no se enterara de lo que pasaba.

"Mi problema fue que nunca le denuncié porque pensaba que yo lo podía arreglar a mi manera y me tocó acabar como acabé. Lo intenté tapar lo que puede y más", ha señalado al tiempo que ha destacado que peses a que ella trataba de ocultarlo, la gente sabía lo que estaba pasando.

Además, ha contado que en una ocasión acudió a una cena de empresa porque le iban a dar una placa y cuando llegó, el acusado la estaba esperando en la puerta de su casa. En el ascensor, la insultó y la agredió, dejándola marcas por el cuello. "Al día siguiente teníamos como familiar, pero llegó un momento que ya sabía como maquillarme los moratones. Quería protegerle", ha apuntado.

Asimismo, ha contado que días antes a los disparos recibió una llamada del presunto agresor en la que la amenazó con matarla y con montar la de Puerto Hurraco, en alusión a la matanza que tuvo lugar en 1990.

Días más tarde, el procesado la llamó para entregarle a su hijo. "Bajé a la calle y vi cómo llegaba con una furgoneta. Me dijo que no había traído al niño y que teníamos que hablar. Yo le dije que no quería y me fui. Entonces, me siguió con el coche y se le estalló una rueda", ha recordado.

Tras ello, el hombre salió del vehículo y la dijo que si no iban a hablar, la tenía que disparar. "Sabía que me iba a disparar porque me había dicho que iba a acabar muerta. Me di la vuelta y me disparó. Yo seguí andando varios metros. Pensé que me daba igual morir o morir. Lo único que quería es que acabase ese sufrimiento", ha dicho.

HECHOS JUZGADOS

El relato de lo ocurrido comienza en mayo del año 2012 y concluye el 16 de febrero de 2013, cuando después de meses amenazas, persecuciones, insultos y agresiones de todo tipo, el acusado, a pesar de la existencia y vigencia de diferentes órdenes de alejamiento respecto de su ex pareja, la esperó en la puerta de su casa y, súbitamente y con ánimo de acabar con su vida, vació contra ella el cargador de una pistola semiautomática que se había procurado sin licencia alguna.

La expareja fue alcanzada por varios de los disparos efectuados, sin que pueda precisarse con exactitud el número y orden de los mismos, así como su localización, debido al carácter traumático del ataque.

En cualquier caso, la mujer presentaba un orificio de entrada en región dorsal con salida en mama derecha; un orificio de entrada en la región intercostal derecha que le provocó laceración en un pulmón y en uno de los riñones; orificio de entrada en la región dorsal que le afectó el mesenterio y los intestinos delgado y grueso; orificio de entrada por encima de la región sacroilíaca que penetró en la región abdominal y orificio con entrada sobre la placa ilíaca izquierda que tuvo un trayecto descendente y salió por la cara anterior del muslo derecho.

La rápida intervención de los equipos sanitarios, la aplicación inmediata de soporte vital avanzado así como el control de las hemorragias le salvaron la vida. Tardó casi un año en curar los destrozos causados por las balas, si bien presenta lesiones psicológicas y su adaptación personal, social y laboral se encuentra claramente disminuida.

Tras vaciar el cargador sobre su ex pareja, el procesado se dirigió a casa de su madre a recoger al hijo común con ánimo de apartarlo del entorno familiar, y huyó con él a Benalmádena, donde fue detenido al día siguiente. Para evitar la detención, sustituyó la matrícula de la furgoneta en la que emprendió la fuga por las plazas de otro vehículo. El acusado se encuentra privado de libertad desde ese mismo día.

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