Actualizado 25/05/2016 13:58

Anatasie, el rostro de una mujer congoleña orgullosa de saber leer y escribir

Niñas congoleñas en una escuela
FUNDACIÓN TALLER SOLIDARIO

   MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -

   La Fundación Taller de Solidaridad, ONGD promovida por las Siervas de San José, ha desarrollado en los últimos 14 años un total de 25 proyectos en el que han participado 10.000 mujeres y jóvenes, con una inversión de fondos propios de 500.000 euros.

   Ngomba Ngoy Anastasie, tiene 44 años y 12 hijos, y es una mujeres congoleñas que se ha podido beneficiar del programa de alfabetización de la Fundación Taller de Solidaridad. Para ella haber aprendido a leer y escribir es su mejor recompensa: "Ahora puedo firmar las notas de mis 12 hijos". Gracias a su trabajo, mantiene a sus doce hijos y su marido desempleado y enfermo.

   La República Democrática del Congo tiene una tasa de analfabetismo del 33,2 % entre la población adulta mayor de 15 años, siendo de un 43 % las mujeres que no saben leer y escribir frente al 23,1 % de hombres. Para el responsable de Proyectos de Cooperación de Taller de Solidaridad, Jesús García Consuegra, el objetivo de la ONGS es apoyar a las mujeres de la República Democrática del Congo que "son olvidadas, que no tienen ningún recurso y la alfabetización es un instrumento que confiere autonomía con miras a mejorar la salud, el ingreso y la relación con el mundo". Para Consuegra "una comunidad alfabetizada es la esperanza de cambio y progreso en una sociedad justa e igualitaria".

   Anastasie nació en un barrio de Lubumbashi, la segunda ciudad del país con una población de 1,5 millones de habitantes, que se casó hace años con un albañil, desempleado y enfermo. Ahora vendo verduras en un mercado de la ciudad para ganarme la vida y sostener a su esposo y sus 12 hijos, de los que sólo cinco de ellos han terminado primaria y otros tuvieron que abandonar secundaria por falta de medios económicos.

   Aún recuerda con alegría cómo conoció el Proyecto de Alfabetización gracias a otra vendedora del mercado y pudo ser de las primeras en incorporarse, en la parcela que las Siervas de San José tienen en la ciudad. Después de asistir varios meses a las clases, ahora es capaz de leer y escribir en swahili y comienza a expresar algunos pensamientos en francés. "Toda mi familia me apoya y se siente muy feliz al oírme hablar en francés. Siento que me valoran", dice orgullosa.

   Ahora afirma con gran rotundidad que el ejercicio de comprensión de pequeños textos le ayuda a pensar, se siente más capaz de reflexionar sobre su pasado y sobre su día a día.

   "Soy capaz de entenderme a mí misma y no juzgarme cuando yo y mi marido pensábamos que tener mucho niños era una expresión de riqueza. Ahora me doy cuenta que es al contrario. Por ello, quiero transmitir a mis hijos e hijas la importancia de estudiar y poder elegir tu futuro", asegura.

25 DÓLARES AL MES POR APRENDER A ESCRIBIR

La alfabetización y promoción profesional de las mujeres es una de las prioridades de Taller de Solidaridad. En 2015 la ONG inició en el barrio de Kalubwe un taller de lectoescritura, combinado con formación profesional en temas de corte y confección, dirigido a 20 mujeres, de las cuales la mitad no sabían leer y escribir. A este taller se han unido otros dos en 2016, uno en el mismo barrio en el que se trabaja con 50 mujeres y otro en el barrio de TabaCongo en el que se trabaja con 75.

Jacky Kalube, responsable de Proyectos en la RD del Congo de Taller de Solidaridad reconoce que estudiar en el Congo no es gratis para nadie, "una persona mayor que quiera aprender a leer y escribir aquí tiene que pagar por lo menos 25 dólares el mes a una academia para aprender a leer y escribir".

Asi que, para la Fundación Taller y Solidaridad representa un "gran logro" contar con financiación directa para el desarrollo de este proyecto. "Este proyecto está ayudando mucho a las mujeres de Kalubwe y también a sus familias y comunidades a vencer primero sus límites, incapacidades y así empezar a generar confianza en ellas mismas", ha indicado la organización.

"Ahora estas mujeres son capaces de hacer actividades cotidianas, impensables antes, como ir al colegio de los niños para firmar el boletín, hablar con los profesores cuando surge un problema. Saber firmar con su nombre, es un logro clave en el proceso de alfabetización", ha concluído.