Actualizado 28/11/2011 14:51

La escasez de agua y la degradación de las tierras amenazan la seguridad alimentaria, según un nuevo informe de la FAO


MADRID, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -

Una extensa degradación y la escasez cada vez más aguda de recursos de tierras y agua pone en peligro a varios sistemas clave de producción de alimentos en todo el mundo, planteando un profundo desafío a la tarea de alimentar a una población mundial que para 2050 habrá llegado a los 9.000 millones de personas, según indica un nuevo informe de la FAO publicado este lunes.

El texto advierte de que una cuarta parte de las tierras presenta un elevado estado de degradación. De estas, un 40 por ciento se encuentran en zonas de elevadas tasas de pobreza. Un dato que preocupa a la FAO al entender que "la degradación va más allá del deterioro de las tierras y las aguas en sí mismas, sino que incluye una evaluación de otros aspectos de los ecosistemas afectados, como la pérdida de biodiversidad".

Actualmente se destinan unos 1.600 millones de hectáreas de las mejores tierras y más productivas del mundo a la agricultura. Muchas de estas zonas se están degradando por las prácticas agrícolas que producen erosión hídrica y eólica, pérdida de materia orgánica, compactación de los suelos, salinización, contaminación de suelos y pérdida de nutrientes.

La FAO estima que para 2050, el crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos exigirán un incremento del 70 por ciento de la producción mundial de alimentos. "Esto equivale a una producción anual de otros 1.000 millones de toneladas de cereales y 200 millones de toneladas de productos pecuarios", apunta el informe.

Por ello, el texto precisa que "será decisivo hacer un uso del agua más eficaz", ya que "casi todos los sistemas de irrigación del mundo funcionan por debajo de su capacidad". Así, una mezcla de mejor gestión de los sistemas de regadío, inversión en conocimiento local y tecnología moderna, creación de conocimientos y capacitación, podrían hacer más eficaz el uso del agua.

AUMENTO DE PRODUCCIÓN A COSTA DE LA DEGRADACIÓN DE LA TIERRA

Durante los últimos 50 años (entre 1961 y 2009) se verificó un aumento notable en la producción de alimentos, del 150 por ciento. Sin embargo, los logros se han asociado a prácticas de gestión que han degradado las tierras y los sistemas hídricos de los que depende la producción de alimentos.

Hoy en día --prosigue el informe-- muchos de esos sistemas corren el riesgo de pérdida progresiva de su capacidad productiva "por una mezcla de excesiva presión demográfica y prácticas y usos agrícolas insostenibles".

El director general de la FAO, Jacques Diouf, ha señalado que "estas presiones y las transformaciones agrícolas consiguientes" han puesto algunos sistemas de producción "en riesgo" de desintegración de la integridad ambiental y su capacidad productiva. "Las consecuencias, desde el punto de vista del hambre y la pobreza son inaceptables, por lo que la acción correctiva se debe tomar ahora", ha apostillado.

Asimismo, ha concluido que "no hay región inmune y que en todo el planeta hay sistemas en peligro, desde las tierras altas de los Andes hasta las estepas del Asia central, desde la cuenca hidrográfica del Murray-Darling de Australia hasta el centro de los Estados Unidos".

LA TRAMPA DE LA POBREZA

El informe concluye que "en todo el mundo, los más pobres tienen menos acceso a tierras y agua y están encerrados en una trampa de pobreza de las pequeñas explotaciones, con suelos de mala calidad y la incertidumbre climática". De esta forma, para que mejore la nutrición y retrocedan la inseguridad alimentaria y la subnutrición, "la producción agrícola futura tendrá que crecer más rápidamente que la población y las pautas de consumo tendrán que adaptarse".

Otro aspecto en el que se requiere mejorar es en aumentar las inversiones en desarrollo agrícola. La FAO estiman las necesidades brutas de inversión entre 2007 y 2050 para gestión del agua para irrigación en los países en desarrollo en casi 1 billón de dólares. La protección y fomento de las tierras, la conservación del suelo y control de las inundaciones necesitarán en torno a los 160.000 millones de dólares de inversiones en el mismo período.