Actualizado 12/02/2017 10:34

"En un mundo en el que hay comida para todos; no todos pueden comer. Comprométete". Por Manos Unidas

ZIMBABWE_Javier Mármol MANOS UNIDAS
JAVIER MÁRMOL/MANOS UNIDAS

   MADRID, 12 Feb. (Por Clara Pardo. Presidenta de Manos Unidas) -

   Manos Unidas acaba de presentar su campaña anual, "El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida", en la que renueva su compromiso, firme y decidido, de lucha contra el hambre en el mundo desde la defensa del derecho a la alimentación y de unas relaciones de producción y de comercio justas. Porque los datos vergonzantes de hambre en el mundo nos piden a voces denuncia, acción y cambios de actitud y en nuestro estilo de vida.

   En Manos Unidas llevamos años rebelándonos contra la terrible realidad del hambre en el mundo; luchando contra una lacra que afecta a cerca de 800 millones de personas y condiciona sus vidas presentes y futuras. No podemos permitir que en un mundo de abundancia en el que hay alimentos para todos, y en el que terminan en la basura 1/3 de los alimentos que se producen, millones de personas se acuesten cada día pensando si comerán al día siguiente.

   Escribo estas líneas recién llegada de un viaje a Camboya donde he podido poner rostro y nombre a las cifras del hambre. En Camboya he conocido a Sour Pha Phan, una joven mujer, divorciada tras años de malos tratos, que cada día conoce la angustia de no saber si sacará suficiente dinero, trabajando como recolectora de basuras, para dar de comer a sus tres hijos pequeños y a su madre. En Camboya, el pequeño reino del sudeste asiático, el Gobierno está vendiendo las tierras más fértiles de los campesinos más pobres a compañías extranjeras, mientras condena al hambre y a la miseria a millones de personas a quienes debería amparar el Derecho Humano a la Alimentación, reconocido y admitido como fundamental y de obligado cumplimiento por parte de la comunidad internacional y sistemáticamente vulnerado. Sí; en Camboya he sido testigo de eso a lo que Juan Pablo II llamó "paradoja de la abundancia": en un mundo en el que hay comida para todos; no todos pueden comer. He visto a Sour Pha Phan recoger lo que lo demás desperdiciaban. Y se me ha partido el corazón viendo al joven Raná y a sus hermanos, aún más pequeños, buscando en el vertedero unos desperdicios que podrían terminar siendo su comida del día. Triste y dolorosa paradoja.

   En Manos Unidas trabajamos por todas las Sour Pha Phan y los Raná que hay en el mundo. Colaboramos con ellos y hacemos de su angustia la nuestra. Y avanzamos hacia el horizonte que marca el fin de las fronteras del hambre en el mundo, con determinación y esperanza. Y lo hacemos comprometidos con modelos de producción sostenibles, con un acceso justo a la alimentación y con la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos. Sigamos avanzando; sí. Porque la solución al problema del hambre es posible. Lo sabemos bien y lo vemos cada año en los cientos de proyectos que, gracias al compromiso de miles de personas, podemos poner en marcha. Sigamos trabajando, sin dejarnos vencer por el desánimo o el derrotismo. Porque para que se produzcan los cambios es necesario actuar. Hay que vencer inercias y romper barreras. Y para ello, necesitamos ser más. Más personas sensibilizadas y comprometidas. Aquí y en todo el mundo. Porque el mundo no necesita más comida, necesita más gente comprometida. ¡Gracias!

Leer más acerca de: