Galicia se enfrenta a un aumento "acusado" de incendios por el cambio climático

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Foto: ROSA VEIGA/EP

Un informe del colectivo ecologista da cuenta de los resultados de un proyecto en colaboración con MeteoGalicia

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Greenpeace alerta de que Galicia se enfrenta a una situación "de riesgo grave de incendios" en las próximas décadas "con un incremento acusado de la frecuencia y de la superficie quemada" por el fuego, según recoge el estudio de la organización ecologista 'España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del Ártico. Salvar el Ártico es salvar mucho más'.

   El informe, publicado este martes, constata que Galicia es un territorio "especialmente castigado por los incendios". "Ha llegado a sufrir 305 siniestros activos de forma simultánea en un mismo día", señala, y pone el ejemplo de 2012, cuando el 51,25% de los siniestros fueron en el noroeste peninsular.

   Al respecto, indica que, en colaboración con MeteoGalicia, nació el proyecto 'CLIGAL113', que estudia "las evidencias del cambio climático y sus consecuencias en esta comunidad autónoma".

   "El estudio realizó una serie de simulaciones climáticas para el periodo 2000-2060 y concluye que Galicia se enfrenta a una situación de riesgo grave de incendios en el futuro con un incremento acusado de la frecuencia y de la superficie quemada", advierte.

RECUPERACIÓN Y RIESGOS

   La recuperación post-incendio también se ve alterada, según apunta Greenpeace en su informe, "también por el cambio climático". Las fases de germinación y crecimiento dependen de variables meteorológicas y climáticas. Por tanto, la composición y distribución relativa de las especies tras el fuego sufrirán "cambios importantes", tal y como concluye un informe del Proyecto 'FUME114' publicado en la Revista Montes del Colegio de Ingenieros de Montes, señalan los ecologistas.

   Los mayores riesgos de incendios forestales son consecuencia directa del aumento de la temperatura máxima y de la disminución de las precipitaciones y la humedad relativa durante el periodo estival, explica, que ocasionan una mayor desecación de la materia vegetal e incrementa su inflamabilidad como combustible en caso de incendio.

   Estas condiciones favorecen la propagación cuando se inicia un incendio forestal y, según augura, los índices de peligro de incendio, basados en variables meteorológicas, aumentarán así como las temporadas de peligro, que "serán más prolongadas".

OTROS ESTUDIOS

   En un ejercicio para cuantificar las alteraciones esperadas en la actividad de incendios en la Península Ibérica, Greenpeace apunta a un estudio científico que aplicó unos modelos para calcular el aumento en su número, el área de superficie forestal quemada y la superficie forestal arbolada quemada.

   El número de incendios a final de siglo XXI (2071-2100) frente al período de control (1961-90), en el peor y mejor escenario de emisiones, se encontraban entre 2,5 y 2 veces por encima, indica. Para el área de superficie forestal quemada entre 4,6 y 3,4; y entre 3,9 y 3 para la superficie forestal arbolada quemada.

   Otro estudio para el noreste peninsular, añade, pronostica que la superficie quemada podría incluso llegar a incrementarse para algunas de las zonas estudiadas hasta ocho veces debido a una combinación de acumulación de combustible y el clima severo, lo que tendría como resultado "un período de incendios inusualmente grandes".

AUMENTO SUPERFICIE

   Junto al cambio climático, el colectivo subraya que el aumento de la superficie forestal (fruto del abandono del medio rural y de los aprovechamientos forestales) produce un aumento de las masas forestales jóvenes, "inestables, y con poca o nula gestión". "Este cóctel ha traído una nueva generación de incendios que tiene consecuencias sociales económicas y ambientales desconocidas", alerta.

   Así, asegura que, "cada vez más, los incendios forestales superiores a 500 hectáreas (denominados GIF, Grandes Incendios Forestales) suponen un porcentaje más alto de la superficie total quemada anualmente". "En 2013,  el 38,5% de la superficie quemada correspondía a GIF", cifra. "Otros años, como el fatídico 2012, la cifra se incrementó hasta el 64% aunque se trataba tan solo del 0,24% siniestros", agrega.

   Los incendios pueden derivar en lo que se denomina Incendios de Alta Intensidad, que se desarrollan en condiciones de alta temperatura, viento y baja humedad. Son "extremadamente dañinos y peligrosos y exceden a cualquier método de extinción", constata el grupo ecologista. "Es decir, su control es imposible si no cambian las condiciones meteorológicas reinantes", interpreta.

   "Y cada vez más se producen en zonas urbanizadas inmersas en áreas forestales con el consecuente riesgo de la población civil y sus bienes. En 2012 más de personas 30.000 fueron desalojadas de sus casas y hubo diez víctimas mortales de los incendios forestales", recoge el informe de Greenpeace.

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