BAGDAD, 15 Dic. (Reuters/EP) -
El clérigo chií más importante de Irak, Alí al Sistani, ha pedido este viernes que todos los grupos paramilitares que han combatido contra Estado Islámico sean incorporados a las fuerzas de seguridad del Estado, y que todas sus armas pasen a manos de las autoridades.
En su discurso de hoy en la ciudad santa de Karbala, Al Sistaní ha definido su posición tras la proclamación de la victoria contra la organización terrorista después de tres años de combates.
"La victoria contra Estado Islámico no significa el fin de la batalla contra el terrorismo", ha declarado Alí al Sistani a través de su portavoz, el jeque Abdulmehdi al Karbalai, quien ha advertido de que la organización va a dejar de ser una milicia para reconvertirse por completo al terrorismo convencional: atentados contra civiles perpetrados por "células durmientes".
Para combatir esta nueva versión de Estado Islámico, "el aparato de seguridad debería recibir el respaldo de los combatientes que han luchado contra ellos", según el portavoz del ayatolá. "Hay que absorber a estos combatientes dentro de las estructuras oficiales y constitucionales".
En ellos ha jugado un papel instrumental las Fuerzas de Movilización Popular, una organización paramilitar mayoritariamente chií que ha contado, desde su formación, con el apoyo incondicional del clérigo, quien incluso proclamó una fatua, la de la "Yihad Necesaria", para legitimar su actuación a los ojos de los fieles.
Estas declaraciones tienen lugar en medio de la presión que está recibiendo el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, para disolver a estas milicias. Al Abadi, también chií y coincidente con la postura de Al Sistani a este respecto, ha tenido que rechazar en varias ocasiones la idea de que estas milicias estén representando realmente a la gran potencia chií de la región, Irán. Además, han sido acusadas de perpetrar crímenes contra la población en la lucha contra el yihadismo.
A la decisión final podría ayudar que la semana pasada dos de los líderes paramilitares chiíes más importantes del país, Hadi al Amiri and Qais al Jazali, anunciaran que ponían sus milicias a las órdenes de Al Abadi, con el objetivo de presentarse a las próximas elecciones en sus respectivas formaciones políticas, libres de filiación armada.
