La canciller alemana, Angela Merkel
REUTERS / KAI PFAFFENBACH
Actualizado: domingo, 24 septiembre 2017 19:07

BERLÍN, 24 Sep. (DPA/EP) -

La canciller alemana, Angela Merkel, seguirá al frente de la mayor economía de Europa otros cuatro años tras ganar las elecciones de este domingo, pero ¿quién es realmente la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y cómo se convirtió en la mujer más poderosa del mundo?

La "chica" de Helmut Kohl, la subestimada, la versátil, la canciller del clima, la canciller de los refugiados, la reina de hielo, la canciller de las crisis,... la lista de títulos para referirse a Merkel es larga. Sin embargo, es difícil decir cuál de ellos la define mejor: quizás todos o solo algunos o cada uno en su momento.

A lo largo de sus doce años al frente del Gobierno alemán, Merkel ha hecho frente a grandes turbulencias, desde la crisis del euro hasta la de los refugiados y ha mostrado una y otra vez su gran capacidad para adaptarse a los tiempos sin dudar a la hora de adoptar políticas tradicionalmente de otros partidos como el cierre de todas las centrales nucleares, anunciado tras el desastre de Fukushima en 2011.

¿Se trata entonces de una especie de "canciller con todo incluido"? La mandataria lo ve de otro modo. "Los desafíos son siempre diferentes", declaró en el único duelo televisivo con su principal rival en las elecciones, el socialdemócrata Martin Schulz. "Toda persona cambia a lo largo de su vida", señaló.

"Angela Merkel ha convertido la falta de alternativa en su forma de Gobierno y con ello apacigua al partido, a los socios de coalición, a la oposición, a la prensa y al país", escribió la revista alemana 'Der Spiegel' sobre la camaleónica canciller.

CRECIÓ EN LA ALEMANIA COMUNISTA

La historia de uno de los fenómenos políticos más fascinantes del siglo XXI comenzó el 17 de julio de 1954, cuando Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo, en la República Federal Alemana, hija de un pastor protestante y una profesora de inglés.

Cuando tenía tres años su familia se trasladó a la República Democrática Alemana (RDA), concretamente a Templin, en la región de Uckermark. En esta pequeña ciudad, ubicada a una hora y media al norte de Berlín, aún reside su madre, Herlind Kasner.

Merkel creció y vivió en Templin hasta que se fue a Leipzig para estudiar Física. Esta decisión la tomó, según explicó ella misma, porque si bien el gobierno comunista de la RDA controlaba casi todo, "no podía inmiscuirse en las leyes de la naturaleza". De un breve matrimonio con el físico Ulrich Merkel le quedó el apellido.

Después de terminar sus estudios entró a trabajar en la Academia de Ciencias de Berlín Oriental. No fue hasta después de la caída del Muro de Berlín en 1989 cuando decidió entrar en política y entonces llegó el día decisivo de su vida, el día que conoció al mítico canciller Helmut Kohl. Fue el 30 de septiembre de 1990, en Hamburgo, un mes después de haberse hecho miembro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y poco antes de la reunificación de las dos Alemanias.

DELFÍN DE KOHL

A partir de ese momento, esta treintañera protestante, inexperta y con un pasado "extranjero" en la RDA aprendió a pasos agigantados la dinámica del poder guiada por su maestro. "Muchos tuvieron que reconocer que no solo los juristas saben pensar en este mundo", recordaría después la propia Merkel.

Pasó de ser ministra de Mujer y Juventud y posteriormente secretaria general del partido a ser elegida presidenta de la CDU en abril de 2000, seis meses después de un escándalo de financiación ilegal del partido que defenestró a Kohl.

Como en su época de estudiante, donde una antigua profesora la recuerda como una alumna aplicada "que todo sabía y podía", Merkel estudia en profundidad todos los documentos que caen en sus manos y se prepara a conciencia para sus encuentros con otros mandatarios, algo que la llevó incluso a leerse una entrevista de 'Playboy' de 1990 con Donald Trump, el ahora presidente de Estados Unidos.

Merkel, de 63 años, se ha mantenido fiel a sí misma. Ha protegido antiguas cualidades como su disposición a alcanzar acuerdos, sus nervios de acero o su pragmatismo. "Ante situaciones emocionales reacciona de manera extremadamente racional. Nada teme más esta científica que situaciones que no haya podido estudiar hasta el final. Planea todo", según 'Der Spiegel'.

"Las personas valoran su modo nada pretencioso, tranquilo y de confianza", destaca Jens Spahn, de la CDU. "Ustedes me conocen", dijo Merkel hace cuatro años, algo que repitió en el reciente debate con Schulz. Pero, ¿es así? Quizá en el plano político. Del personal apenas se conocen un par de retazos como que vive en un apartamento en el centro de Berlín junto con su marido, Joachim Sauer, que le gustan la cocina, la jardinería, la música clásica, el fútbol, pasear por la montaña y relajarse, cuando tiene ocasión, en su casa de Uckermark.

En círculos pequeños Merkel se muestra relajada y divertida. Intenta llevar una vida normal dentro de lo posible. Le gusta mandar sms, pero no tiene cuenta en Twitter. En su entorno valora, sobre todo, la armonía.

Ahora, la mandataria va camino de igualar el récord establecido por Kohl, quien fue canciller durante 16 años. Tras su victoria de hoy Merkel encadena su cuarta legislatura consecutiva. Y tendrá que posponer otros cuatro años su deseo de retirarse en su casita de Uckermark.

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