Crónica EEUU.- Los estadounidenses recuerdan a las víctimas de Oklahoma y Waco en los aniversarios de un día fatídico

Actualizado: domingo, 18 abril 2010 21:17

Clinton advierte de los peligros que suponen para la sociedad algunos elementos antisistema

NUEVA YORK, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -

Estados Unidos conmemora dos de los incidentes más trágicos de su historia reciente a la sombra de los atentados del 11 de septiembre: el atentado contra el edificio federal de Oklahoma de 1995 y el sangriento asalto federal contra los fanáticos davidianos de Waco. En total, casi 240 fallecidos unidos por un nexo común: la acción de elementos antigubernamentales que reconocen al Ejecutivo estadounidense como su principal enemigo.

Mañana lunes es el 15 aniversario del atentado perpetrado por Timothy McVeigh contra el edificio federal Alfred P. Murrah en el centro de Oklahoma City, el acto de terrorismo más brutal cometido en suelo estadounidense hasta los atentados del 11-S, que dejó un balance de 168 muertos y más de 680 heridos. Justo dos años antes, 71 personas perdían la vida en el asalto final emprendido por las fuerzas de seguridad contra el rancho que albergaba a los integrantes de la secta religiosa del fanático David Koresh en Waco (Texas).

El ex presidente Bill Clinton, cuya legislatura quedó marcada por el atentado de Oklahoma, pidió el pasado viernes que "se aprenda la lección" que supuso la tragedia. "Debemos recordar que las palabras importan, que recorren una enorme cámara de resonancia, y llegan a los cuerdos y a los locos por igual. Llegan por igual a los coherentes y a los disociados".

Sus palabras no se relacionarán en forma, pero sí en contenido, con la "marcha nacional" convocada en Washington por los partidarios de la Segunda Enmienda que garantiza a los estadounidenses el derecho a portar armas de fuego, uno de los principales puntos de conflicto con la actual administración estadounidense

"UNA LECCIÓN QUE APRENDER"

El ex presidente Clinton estableció una serie de paralelismos entre el tumulto político que se respira hoy en día en Estados Unidos con el mismo ambiente antigubernamental que desembocó en el atentado de Oklahoma perpetrado por McVeigh: la explosión de 2.300 kilos de nitrato amónico, combustible y nitrometano, que devastó por completo el edificio federal.

"Cuando lo que dices anima a la gente a hacer cosas que nunca harían, pueden existir consecuencias reales", advirtió Clinton el pasado jueves en una entrevista concedida al 'NY Times'. Clinton consideró a McVeigh, ejecutado por inyección letal en 2001, y a sus cómplices como un grupo de personas "profundamente alienadas, desconectadas, que se tragaron toda esta propuesta militante antigubernamental".

A día de hoy, Internet se ha convertido en una "enorme cámara de resonancia que llega a lugares nunca alcanzados hasta ahora", según Clinton, quien recordó los comentarios realizados el pasado jueves por la representante republicana por Minessota, Michelle Bachman, quien calificó a Obama como "un Gobierno criminal" durante una reciente protesta organizada por el Movimiento Tea Party.

En respuesta, Clinton aseguró que Obama "no es un gángster". "Fue elegido por el pueblo y no está haciendo nada para lo que no fuera escogido por los estadounidenses", indicó en comentarios recogidos por el 'NY Times'.

CONTRA EL GOBIERNO

Clinton recuerda como en los días previos al atentado de Oklahoma se respiraba "un creciente sentimiento antigubernamental expresado a través de grupos militantes". El ex presidente estadounidense no dudó en vincular la acción de McVeigh con el "resentimiento aparecido tras el asedio contra los davidianos de (David) Koresh". En esa época, Clinton y su esposa, la actual secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton, fueron calificados por el entonces líder republicano en el Congreso, Newt Gringich, "como los enemigos del americano medio".

En un discurso pronunciado en 1995 en la Universidad de Michigan, Clinton apuntó que los esfuerzos en presentar al Gobierno estadounidense como una amenaza jugaron un papel fundamental en el ataque. "Una cosa es creer que somos objeto de una regulación excesiva, pero otra muy distinta es descalificar a nuestros funcionarios, a nuestros valientes agentes de policía, incluso a nuestros médicos... todos ellos han sido descritos como un Ejército de ocupación hostil", declaró.

Tras el atentado, Clinton anunció su intención de no volver a emplear el término "burócrata federal" para describir a estos funcionarios porque cree que la expresión "deshumaniza y degrada" a los trabajadores federales.

El país se encontraba inmerso por aquél momento en una crisis económica: más paralelismos con la actualidad. Hace 15 años, Clinton aseguró que la situación financiera no haría "sino exacerbar el peligro de los ataques políticos registrados en estos últimos días. "Mucha gente está de los nervios", aseguró, antes de reconocer que "América es una nación surgida de las protestas", y asegurar que no tenía interés alguno en "reducir este productivo diálogo civil".

WACO

Dos años antes del atentado, McVeigh, enterado del asedio de las fuerzas de seguridad estadounidenses a la secta davidiana de David Koresh decidió viajar a Waco para presenciar los hechos, pero se le impidió el paso en un puesto de control. No pudo ser testigo directo de enfrentamiento final entre agentes federales y miembros de la secta religiosa, el 19 de abril de 1993, tras más de cincuenta días de asedio a la sede del grupo, en el rancho de Monte Carmel.

El asalto concluyó con un incendio que destruyó el centro y mató a más de setenta de sus miembros, atrincherados con Koresh al frente tras negarse a aceptar una orden de registro federal bajo la sospecha de que ocultaban armas con la intención de traficar con ellas, así como por cargos de presunto abuso físico y sexual contra los niños que se encontraban en el centro.

Diecisiete años después, la cadena de eventos sigue siendo debatida: o bien el incendio fue deliberadamente iniciado por los davidianos, o bien por un error humano durante la intervención policial. La por entonces fiscal general, Janet Reno, se vio obligada a desmentir que las llamas hubieran sido provocadas por las granadas lanzadas por los equipos de asalto.

Tampoco se ha demostrado que se produjeran abusos de ningún tipo a los niños de la comunidad, según el informe de la Oficina del Ayudante del Fiscal General, pero sí que se sospechaba lo suficiente de que realmente estaban teniendo lugar como para convertirse en un factor a la hora de decidir el asalto al complejo.