Marcha contra el presidente de Burkina Faso
JOE PENNEY / REUTERS
Actualizado: miércoles, 3 mayo 2017 21:15

UAGADUGÚ, 3 May. (Reuters/EP) -

La ausencia del derrocado presidente de Burkina Faso Blaisé Compaoré en el que juicio que comenzará este jueves en contra de su Gobierno ha multiplicado la desconfianza de la población local hacia un proceso penal llamado a poner fin a la inestabilidad surgida tras las revueltas populares de hace dos años.

"Este juicio nos pertenece y es una gran decepción que él no esté aquí", ha dicho el jefe del grupo opositor M21, Marcel Tankoano, que junto a otros activistas asaltó el Parlamento para impedir que Compaoré prorrogara su extenso mandato de 27 años. La sublevación costó la vida a 24 manifestantes y está considerada un raro triunfo de los africanos sobre un gobernante atrincherado. Tankoano ha afirmado que el país lo quiere "de vuelta con los brazos esposados".

En el juicio, que se celebrará en la capital, más de 30 ministros se enfrentan a cargos de asesinato por autorizar presuntamente el uso de fuerza letal contra manifestantes desarmados. Sin embargo, Compaoré permanece en Costa de Marfil, país al que huyó cuando las protestas ganaron impulso, donde cuenta con el apoyo del Gobierno, que incluso le ha concedido la nacionalidad.

Muchas figuras clave en el nuevo liderazgo de Burkina Faso, incluido el presidente, Roch Marc Kabore, estuvieron una vez entre los aliados más cercanos de Compaoré, por lo que existe una preocupación generalizada de que esos lazos estén obstaculizando la voluntad de investigar los crímenes del pasado.

"Los nuevos gobernantes hacen uso de la justicia cuando les interesa, pero no quieren hundir su propia nave", ha declarado la analista para África Occidental de International Crisis Group, Cynthia Ohayon.

El vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ouesseni Tamboura, ha rechazado estas críticas y ha afirmado que el juicio es "un paso importante hacia la cohesión".

Compaoré se enfrentó a la comunidad internacional durante las brutales guerras civiles en Liberia y Sierra Leona y fue acusado de apoyar y armar a los rebeldes responsables de atrocidades masivas. A principio del año 2000, trató de cambiar su imagen y rehabilitar sus relaciones con Estados Unidos.

Durante el Gobierno de Campaoré la economía fue prácticamente privatizada, según ha declarado el jefe del organismo anticorrupción encargado de investigar el gabinete anterior, Luc Marius Ibriga, que ha criticado que a la unidad responsable "no se le han concedido los medios para investigar".

"Las cosas están 'mouta mouta' aquí", ha dicho Tankoano, usando una expresión que en el idioma local significa "en un punto muerto".

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