Lanzamiento de la bomba MOAB en Afganistán
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Actualizado: miércoles, 19 abril 2017 22:18

KABUL/ABDUL JIL (AFGANISTÁN), 19 Abr. (Reuters/EP) -

Las tropas estadounidenses todavía están luchando contra supuestos miembros del Estado Islámico cerca del lugar donde el Gobierno de Estados Unidos lanzó "la madre de todas las bombas" (MOAB, por sus siglas en inglés) la semana pasada, según ha informado un oficial militar norteamericano este miércoles.

El pasado jueves, Estados Unidos bombardeó la provincia afgana de Nangarhar, cerca de la frontera con Pakistán, con una bomba GBU-43/B, la bomba no nuclear más potente usada jamás en combate.

La bomba fue lanzada el jueves contra "túneles y personal" de Estado Islámico en la localidad de Achin desde un avión MC-130 comandado por un cuerpo de operaciones especiales de la Fuerza Aérea estadounidense.

Estado Islámico ha negado que el ataque haya causado baja alguna entre sus filas, según un comunicado recogido durante el pasado fin de semana por su habitual portal de propaganda, la agencia de noticias Amaq.

Desde el ataque han surgido muchas críticas contra la Administración del presidente norteamericano, Donald Trump y su decisión de utilizar un arma tan potente, una de las más grandes que tenía hasta la fecha el Ejército de Estados Unidos.

De acuerdo con los datos proporcionados por el Gobierno afgano, el ataque ha producido grandes pérdidas entre las filas del Estado Islámico y no ha dejado ninguna víctima civil. No obstante, debido a que se produjo en una zona extremadamente remota que continúa bloqueada por las autoridades afganas, ha sido imposible verificar las informaciones.

El ataque ha sido condenado por figuras muy relevantes de la esfera política en Afganistán, como el ex presidente Hamid Karzai, que todavía goza de una importante influencia en el país, y el embajador afgano en Pakistán.

Después de llegar al lugar del ataque tan sólo un día después de lanzar la bomba, las tropas estadounidenses, junto a las fuerzas afganas, han continuado realizando operaciones militares en el área, de acuerdo con el portavoz militar norteamericano, el capitán William Salvin.

"El acceso ha sido restringido, pero porque es una zona de combate. Continuamos en contacto con el enemigo", ha explicado. Salvin ha añadido que tiene "confianza plena" en que no se han producido víctimas civiles.

Algunos militares afganos se ha quejado ante la falta de información sobre el ataque que recibieron por parte de Estados Unidos. "No tenemos ni idea de lo que pasó y no hemos podido ir al sitio del ataque" ha señalado un alto oficial afgano. "Estamos muy confundidos, porque nadie nos explicó que efectos podía llegar a tener la bomba", ha añadido.

PREVENIR A LA POBLACIÓN

Algunos ministros del Gobierno del presidente afgano, Ashraf Ghani, han expresado su preocupación ante la falta de información que está compartiendo Estados Unidos, ya que alegan que el Estado Islámico podría utilizarlo a su favor. La organización terrorista ha continuado informando a través de su emisora de radio que ninguno de sus miembros ha sufrido daños.

"No hemos sufrido ninguna pérdida por esta bomba. Estamos luchando por la voluntad de Alá, que es mucho más fuerte que cualquier bomba", han asegurado los milicianos de negro a través de su canal de radio.

De acuerdo con el Gobierno norteamericano, el objetivo del ataque era destruir un "extenso" complejo de túneles fortificados y almacenes de minas del Estado Islámico. Las fuerzas estadounidenses que continúan operando en la zona están utilizando explosivos para derrumbar por completo los túneles que todavía quedan en pie.

Durante al menos un mes antes del ataque, el Ejército estadounidense estuvo retransmitiendo mensajes por la radio local en los que advertía a la población civil de que se iban a llevar acabo operaciones militar en el sur de Nangarhar.

Miles de panfletos fueron repartidos en las localidades de la región, de acuerdo con el Gobierno estadounidense, para prevenir a los habitantes e instarles a evacuar la zona. "Pedimos a los residentes que dejen la región lo antes posible para salvar sus vidas", rezaban los pasquines.

Algunos de los pueblos más cercanos al lugar de la explosión llevaban meses abandonados debido a la intensidad de los enfrentamientos entre las tropas afganas y los milicianos del Estado Islámico. "Había bombardeos y combates todos los días", ha explicado Jan Afzal, un policía local.

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