Fatima Imam,  abogada y activista nigeriana
EUROPA PRESS
   
Actualizado: sábado, 3 febrero 2018 10:21

Denuncia el estigma de las mujeres secuestradas por los milicianos y defiende un papel para las mujeres en la construcción de la paz

Pide ayuda internacional, no solo para la emergencia actual sino para combatir las causas en la raíz de la insurgencia

MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

El conflicto con el grupo islamista Boko Haram que comenzó en el noreste de Nigeria y se ha extendido a los países vecinos del lago Chad "va más allá de las niñas de Chibok", asegura la abogada Fatima Imam que, como presidenta de la Federación Internacional de Mujeres Juristas en el estado nigeriano de Borno, conoce bien el impacto que la actuación de los milicianos, pero también de las fuerzas de seguridad, tiene en las vidas de los habitantes de la región, principalmente las mujeres.

"Lo que pasa va más allá de las niñas de Chibok", defiende visiblemente molesta Imam, subrayando que solo se habla de este grupo de más de 200 niñas secuestradas de una escuela secundaria en abril de 2014 --buena parte de las cuales han sido liberadas--, pero "hay muchas comunidades en las que ha habido cientos de mujeres y niñas secuestradas y que no están recibiendo la atención de los medios y nadie habla de ellas".

"¿Qué pasa con esos otros cientos de niñas que hemos perdido? ¿Qué pasa con ellas? Nadie habla de ellas y no se están haciendo esfuerzos para liberarlas o encontrarlas" como sí se han hecho con las niñas de Chibok, lamenta en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de su visita a Madrid esta semana invitada por Oxfam Intermón.

Según explica la abogada y activista, las mujeres son las "más afectadas" por el conflicto, por una parte porque son víctimas de los ataques de los islamistas, pero también son secuestradas y obligadas a casarse con los milicianos, convertidas en esclavas sexuales, "incluso vendidas", o forzadas a perpetrar atentados. Por otra parte, también sufren abusos por parte de las fuerzas de seguridad.

A esto se suma, añade, que muchas han quedado viudas o sus maridos han desaparecido, con lo que se convierten en cabezas de familia en una sociedad tremendamente patriarcal en la que no cuentan con la formación y los medios para sustentar a sus familias, lo que les expone a "más riesgos" y las deja en una situación de vulnerabilidad. En algunos casos, la desesperación las lleva incluso a ofrecer sexo a cambio de alimentos.

"No se escucha a las mujeres y se las relega y las propias mujeres lo han aceptado y no se atreven a hablar en voz alta", lamenta Imam, subrayando que ante el dominio de los hombres en todas las esferas "son pocas las mujeres que conocen sus derechos e incluso son muchas las que condonan los abusos de los que son víctimas y no se atreven a denunciar", entre otras cosas, subraya, porque socialmente se considera que hay que "guardar silencio".

Pablo Tosco/Oxfam Intermón

IMPUNIDAD A TODOS LOS NIVELES

Ante esta situación, y ante la "impunidad imperante a todos los niveles", Imam y su organización trabajan para ayudar a las mujeres a que conozcan sus derechos, denuncien a sus agresores, ya sean sus parejas sentimentales, los milicianos de Boko Haram o los miembros de las fuerzas de seguridad, y busquen justicia.

"Si las violan no lo cuentan, o no saben qué decir o dónde acudir. Y si no hablan, ¿cómo se las puede ayudar y abordar la cuestión de la impunidad?", subraya la activista, denunciando que en el caso de los miembros de las fuerzas de seguridad son juzgados por sus propios tribunales lo que genera "desconfianza".

Pero si el acceso a la justicia es un reto para las mujeres víctimas de abusos, otro de los grandes retos a los que se enfrenta Borno, incide Imam, es el "estigma" que suele pesar sobre las mujeres que han sido secuestradas por Boko Haram y que logran escapar o son liberadas. "La mayoría de las comunidades no acepta a estas mujeres, las llaman espías, las llaman 'esposas de Boko Haram', pero especialmente rechazan a los hijos con los que llegan fruto de sus relaciones con milicianos" por lo que se produce una "revictimización", lamenta.

"La gente en las comunidades tiene que entender lo que estas mujeres han sufrido. Nadie quiere ser secuestrado, es algo que les pasa, no lo eligen", defiende Imam, que considera que "lo mímimo que se puede hacer es aceptarlas y ofrecerles apoyo, porque al estigmatizarlas estamos empeorando la situación".

Ante este rechazo, que se suma al trauma que ya han vivido, y la falta de apoyo que suelen recibir para salir adelante, no es de extrañar, reconoce la activista, que algunas de ellas prefieran volver con los milicianos.

Pablo Tosco/Oxfam Intermón

LAS MUJERES, PARTE DEL PROBLEMA Y DE LA SOLUCIÓN

Imam, que también dirige la Red de Organizaciones de la Sociedad Civil de Borno, lamenta que las mujeres sean "parte del problema" porque ellas mismas rechazan a aquellas que han sido secuestradas por los milicianos y quieren regresar a sus comunidades. Frente a ello, desde su organización tratan de trabajar para concienciar a las mujeres y que se identifiquen con lo que han sufrido las secuestradas y las ayuden.

Pero las mujeres también tienen que estar presentes en la construcción de la paz. "A menos que las comunidades reconozcan el potencial que tienen las mujeres no habrá progresos pero por ahora no se las incluye en la ayuda ni en la toma de decisiones", denuncia, reclamando la presencia de las mujeres.

El conflicto con Boko Haram es un conflicto complejo que abarca múltiples aspectos, no solo a las mujeres, subraya la activista. "Hay necesidades abrumadoras en materia nutricional, de salud, y para construir la paz", explica, reclamando el apoyo de la comunidad internacional para que las personas de la región puedan recuperar su "dignidad y restaurar su esperanza". "Nadie quiere alimentarse con ayuda sino que lo que queremos es ser capaces de sustentarnos nosotros mismos", recalca.

No obstante, admite, hace falta ayuda a corto plazo para afrontar la situación de emergencia humanitaria actual --hay 10,8 millones de personas necesitadas de ayuda en la región de Lago Chad, 8,5 millones de ellas en Nigeria-- y hay "gente que muere de hambre y niños desnutridos", pero sobre todo ayuda a largo plazo "para atajar las causas en la raíz de esta insurgencia para que no continúen en un círculo vicioso".

Entre dichas causas, Imam identifica el desempleo, la mala gobernanza o la corrupción, pero también el que el noreste de Nigeria era ya antes de la emergencia de Boko Haram una de las regiones con menores niveles de educación y más pobres del país.

LA EDUCACIÓN COMO HERRAMIENTA FRENTE A BOKO HARAM

Por ello, defiende, la educación debe ser una de las herramientas clave para combatir a Boko Haram y su ideología, ya que si se permite que logre su objetivo de acabar con la educación que considera occidental --su nombre en traducción libre sería 'la educación occidental está prohibida'-- habrá "una generación perdida"

Por otra parte, Imam considera "exagerado" que Boko Haram esté casi derrotado, como asegura el Gobierno nigeriano, aunque sí reconoce que en los dos o tres últimos años se han producido "mejoras considerables" y ahora el grupo terrorista actúa más fuera de las ciudades de lo que lo hacía antes. "Hay un falso sentimiento de seguridad pero la atmósfera sigue siendo tensa y frágil y sigue habiendo ataques, así que es una cuestión de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado", subraya.

Imam conoce los riesgos que su labor para promover los derechos de las mujeres en Borno conlleva riesgos, si bien asegura que hasta ahora no ha recibido amenazas. "Esto es lo que me apasiona, lo que me gusta hacer, hablar en nombre de la gente. Yo creo en dar voz a aquellas personas cuyas voces normalmente no son escuchadas y lo veo como una oportunidad de hacer mi propia aportación", remacha.

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