Restos de un bombardeo en un barrio rebelde de Alepo
ABDALRHMAN ISMAIL/REUTERS
Actualizado: sábado, 1 octubre 2016 19:26

PARÍS, 1 Oct. (Reuters/EP) -

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, ha condenado los últimos bombardeos sobre la ciudad de Alepo en apoyo a la ofensiva de las fuerzas gubernamentales sobre los barrios aún bajo control de las milicias insurgentes.

"Hay responsables que van a rendir cuenta", ha afirmado Ayrault en referencia en particular a los bombardeos sobre instalaciones sanitarias y personal de emergencias.

"Francia se está moviendo en el Consejo de Seguridad en estos momentos para poner freno a esta inaceptable tragedia", ha añadido el jefe de la diplomacia francesa.

Alepo ha vuelto a ser este sábado el escenario de una intensa ofensiva distinguida por nuevos bombardeos efectuados por aviones de combate rusos sobre zonas rebeldes mientras el Ejército sirio y otras fuerzas afines al régimen sirio avanzan ez hacia la Ciudad Vieja, uno de los bastiones de los grupos contrarios al presidente Bashar al Assad.

Los bombardeos rusos han ido dirigidos contra las líneas de suministros de los rebeldes, concentradas en la carretera del Castill y Malá. La ofensiva por tierra del Ejército se ha centrado mientras tanto en el barrio de Suleiman al Halabi, justo delante del frente abierto en la Ciudad Vieja.

Los rebeldes aseguran haber repelido este último asalto. "Las fuerzas del Gobierno han perdido a varios combatientes y nosotros permanecemos en nuestros puestos", ha declarado Abú Hamam, miembro de la facción rebelde Failaq al Sham.

El Observatorio para los Derechos Humanos ha confirmado los bombardeos, así como los combates en Al Halabi, que ha descrito como una especie de "toma y daca" entre ambos bandos sin avances claros por ninguna de las dos partes. El Ejército, por su parte, ha prometido que insistirá en su estrategia tras hacerse el pasado jueves con el control de la posición clave del campo Handarat, en el norte de Alepo.

Los combates y los bombardeos en el este de Alepo, controlado por los rebeldes y asediado por el régimen sirio, han dejado 338 muertos en las últimas semanas, entre ellos 106 niños, y herido a otras 846 personas, 261 de ellas menores, según ha informado este viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Estamos pidiendo cuatro cosas: que cesen las muertes, que cesen los ataques contra la atención sanitaria, que los enfermos y heridos salgan y que entre la ayuda", ha reclamado el responsable de gestión de riesgos de emergencia y respuesta humanitaria de la OMS, Rick Brennan, en una reunión con la prensa en Ginebra. "La situación realmente es inconmesurable", ha subrayado

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