MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Exteriores de Georgia, Mijaíl Dzhanelidze, ha declarado este sábado que el Gobierno georgiano considera que su país está listo para adherirse al Tratado del Atlántico Norte, un proceso que quedó paralizado tras la guerra de 2008 con Rusia, según ha informado la agencia de noticias rusa Sputnik.
"Georgia ha mostrado su disposición a dar los siguientes pasos, continuaremos las consultas con nuestros socios y seguiremos implantando reformas, lo que en definitiva nos ayudará a entrar en la OTAN", ha afirmado Dzhanelidze, en una entrevista con la cadena de televisión Rustavi 2. Por otro lado, el primer ministro de Georgia, Giorgui Kvirikashvili, declaró este sábado que espera que el ingreso tenga lugar hacia el año 2021.
La ministra de Estado para la Reconciliación Nacional, Keteván Tsijelashvili, también parece compartir la noción de que Georgia lleva mucho tiempo lista para asumir una mayor responsabilidad y formar parte de la Alianza Atlántica.
"Nuestro objetivo consiste en que esto suceda lo más pronto posible", ha afirmado la ministra en una rueda de prensa.
De acuerdo con la cadena Rustavi 2, el ministro georgiano de Sanidad, David Sergueenko, ha llegado a asegurar que las "puertas de la OTAN están abiertas y el país hace todo lo que se necesita en ese sentido".
El pasado 21 de mayo, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, prometió un mayor apoyo a Georgia en materia económica, al tiempo que exigió de las tropas rusas de las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjazia, presentes desde la guerra de 2008.
Por su parte, Kvirikashvili destacó que el apoyo de Estados Unidos a una resolución pacífica a la presencia rusa en Georgia "es de la mayor importancia para nuestro país y para la estabilidad regional". Además, subrayó que la integración de Georgia en la OTAN "sería un valor claro para la seguridad euroatlántica".
El Gobierno ruso reconoció en agosto de 2008 la independencia de las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjazia tras repeler la ofensiva militar georgiana para recuperar el control de estas dos zonas que habían proclamado su independencia tras la desintegración de la Unión Soviética. El conflicto armado duró cinco días en las que las tropas rusas llegaron a ocupar varias ciudades georgianas que abandonaron tras el alto el fuego auspiciado por la UE.
