Harisson Sakilla, el primer superviviente de ébola de Liberia

Harisson Sakilla, primer superviviente de ébola en Liberia
Foto: UNICEF LIBERIA/RYENG
 
Actualizado: domingo, 19 abril 2015 14:47

MONROVIA, 19 Abr. (Por Helene Sandbu Ryeng, UNICEF) -

   Harisson Sakilla fue la primera perona en ingresar en la Unidad de Tratamiento para el ébola en Liberia, y el primero en salir de allí por su propio pie con vida.

   Estoy en el condado de Lofa, Liberia, esperando a que se me acerque un hombre. Conforme se aproxima, su rostro abre una sonrisa. "Hola, soy Harisson", dice el hombre de camiseta varias tallas más grande y botas de goma.

   Hace nueve meses, sin embargo, Harisson no tenía motivos para reírse, precisamente. Había viajado de Liberia a Sierra Leona para cuidar de su madre enferma. A pesar de que Harisson sabía de la existencia del ébola y que los síntomas de su madre coincidían con los de la enfermedad, pensaba que ella padecía malaria o alguna otra enfermedad. Días después, su madre falleció y cuatro días después de que la enterrara, Harisson comenzó a enfermar.

   "Recuerdo que la cabeza me dolía muchísimo, que mi estómago no paraba de dar calambres y que mi cuerpo se sentía muy débil", recuerda Harisson.

   La epidemia de ébola fue declarada el 31 de marzo de 2014 en Liberia. La primera ola fue atajada con rapidez pero en mayo volvieron a aparecer nuevos casos. Para cuando Harisson cayó enfermo a principios de junio, su localidad natal ya contaba con una Unidad de Tratamiento. Fue el primer paciente admitido.

   "Recuerdo que me sentía nervioso y confuso. ¿Qué iba a ser de mí? Durante el mes que me pasé en la unidad veía todo el rato a gente que entraba para recibir tratamiento y al final salía metida en bolsas de cadáveres. Me sentía terrible y estaba también bastante preocupado sobre mi familia en el exterior", declara.

   El único visitante habitual de Harisson fue Morris Kamara, el primer trabajador de UNICEF (el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) en llegar a Foya en abril de 2014, y cuyo trabajo era el de movilizar a las comunidades e incrementar la concienciación para evitar la expansión del ébola.

   "Tenía que saber qué estaba pasando en el condado del que era responsable, así que además de incrementar el conocimiento sobre el ébola, visitaba todos los días la UTE para comprobar cómo estaban los pacientes", dice Morris, cuyas visitas acabaron convirtiéndose en lo más importante del mundo para Harrison, que se encontraba entre la vida y la muerte.

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Harisson y Morris en Foya, donde se conocieron. Foto: UNICEF Liberia/Ryeng

   "Morris venía todos los días, comprobaba qué tal estaba, me daba palique. Se esforzó por mí. En un momento en el que me encontraba en el punto más bajo de mi vida, vino varias veces. Me mantuvo animado, impidió que cundiera el pánico y me garantizó que un día llegaría a ser alguien", declaró.

    Un día, un miembro de la UTE entregó a Harisson ropas nuevas y, por la tarde, Harisson Sakilla se convirtió en el primer superviviente del ébola procedente de una unidad médica en toda Liberia "Recuerdo que era un viernes, a las cinco de la tarde. Me acerqué a mi casa, alguien avisó a mi mujer. Ella corrió hacia mí. Me abrazó y me besó. Regresamos a mi casa, donde mis seis hijos estaban esperando para saltar sobre mí", recordó.

   La supervivencia, sin embargo, ha sido difícil para Harisson, que reconoce que la gente le tenía miedo porque pensaban que podían contagiarse. "No comían conmigo, no bebían conmigo y no caminaban conmigo. La gente con la que quedaba habitualmente no quería ni verme, pero no les culpo. No tenían toda la información", dice Harisson.

   Tras recuperar sus fuerzas, Harisson trabajó un poco en la misma unidad donde recibió tratamiento. No solo sabe lo que es tener ébola. También sabe lo que es perder a varios familiares. Harisson perdió a sus dos padres, a su hermana mayor, a su sobrina y a su hija por culpa del ébola. "Sigo intentando lidiar con esta pérdida, pero estoy trabajando en ello. Estoy recibiendo ayuda", dice.

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