NUEVA YORK, 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los hijos de la generación previa de inmigrantes estadounidenses conforma ya un sector demográfico a tener en cuenta de cara a los resultados de las elecciones legislativas del próximo 4 de noviembre: más de dieciocho millones de personas que reflejan una transformación social y cultural con profundas consecuencias políticas.
Los llamados Nuevos Estadounidenses conforman un 11 por ciento del total del electorado y han experimentado un espectacular crecimiento del 143 por ciento desde 1996. Se distinguen especialmente porque no es un sector demográfico ni mucho menos aislado, es más, son un elemento que dinamiza el voto entre los latinos --13,7 millones de votantes registrados-- porque ambos grupos comparten un sentimiento de integración.
Y si a ello se suma el colectivo formado por los asiáticos y los ciudadanos de las islas del Pacífico, los Nuevos Estadounidenses están en el centro de 35 millones de votantes relacionados más o menos directamente con el fenómeno migratorio que, con el paso de los años, condicionarán progresivamente las campañas políticas de los candidatos hasta el punto de que cualquiera que intente ganar cualquier comicio deberá tenerles en cuenta.
La dispersión de esta nueva generación de inmigrantes va más allá de los "estados puente" como California, Nueva York o Texas. Algunas de las tasas de crecimiento más destacadas se ven en estados como Nevada, Georgia o Kentucky, según explica Inmigration Policy en su estudio. Y por ello, los políticos estadounidenses deberán prestar atención a la formulación de sus políticas sobre inmigración, dado que se trata de "un tema crucial" para este sector.
