La Iglesia filipina critica el "reino de terror" creado por la guerra contra las drogas de Duterte

Procesión del Nazareno Negro frente a una iglesia de Manila
CZAR DANCEL / REUTERS
Actualizado: sábado, 4 febrero 2017 12:44

MANILA, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los sacerdotes de todas las iglesias filipinas incluirán este domingo en su sermón una declaración de rechazo al "reino de terror" creado por la guerra abierta a las drogas impulsada por el presidente filipino, Rodrigo Duterte.

Esta pastoral, aprobada por la Conferencia Episcopal filipina, es la crítica más dura y abierta lanzada desde el estamento católico a la política de seguridad de Duterte, que consideran más perjudicial para los más desfavorecidos del país.

El documento subraya que matar a gente no es la respuesta al tráfico de droga y denuncia la "indiferencia" ante el derramamiento de sangre, según han confirmado tres fuentes distintas citadas por la agencia de noticias Reuters.

"También es preocupante el reino de terror que sufren los pobres en muchos lugares. Mueren y no por la droga. Quienes los asesinan no rinden cuentas", asegura la pastoral, que sin embargo no cita en ningún momento a Duterte de forma explícita.

Más de 7.600 personas han muerto desde la llegada al poder de Duterte, hace siete meses, debido a la ofensiva antidroga. Más de 2.500 han fallecido en operaciones policiales, pero aseguran que no se trata de ejecuciones extrajudiciales.

"Toda persona tiene derecho a la presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario (...). También pedimos a los políticos electors que sirvan al bien común de la gente y no a sus propios intereses", prosigue la pastoral.

Casi el 80 por ciento de los 100 millones de filipinos son católicos, la mayoría devotos practicantes. Hasta ahora la Iglesia se había mantenido al margen de los cambios impulsados por Duterte desde que llegó al poder. El propio Duterte ha criticado abiertamente en numerosas ocasiones a la Iglesia.

En un reciente informe, Amnistía Internacional denuncia que la Policía filipina actúa como los bajos fondos criminales a los que se supone que persiguen, cobrando por asesinatos y trasladando cadáveres a tanatorios. Las muertes parecen "sistemáticas, planificadas y organizadas" y podrían por ello constituir un delito de crímenes contra la Humanidad.