MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un informe de investigación realizado por la Comisión de Inteligencia de la Casa Blanca ha concluido que no hubo ningún fallo de inteligencia en el ataque al consulado de Benghazi en septiembre de 2012, que fue asaltado por decenas de yihadistas y provocó la muerte de cuatro estadounidenses.
El documento desclasificado indica que no se dio orden de espera a los operativos de la CIA que intentaban asistir al consulado cuando estaba siendo asediado. Sin embargo, considera que la seguridad era débil, según ha informado la cadena estadounidense CNN.
Además, ha tildado de "defectuoso" el proceso posterior al ataque, en el marco de las conversaciones entre los miembros del Comité de Inteligencia y la entonces embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, que recibió críticas ya que varios sectores consideraban que el Gobierno estadounidense estaba evitando calificar de ataque terrorista al asedio.
El informe también ha rechazado varias de acusaciones vertidas sobre el incidente y ha indicado no encontrar pruebas sobre que empleados de la CIA hubiesen recibido intimidaciones para alterar sus testimonios, ni que la presencia de la CIA en Benghazi tuviese como objetivo el envío de armas de forma secreta de Libia a Siria.
Esta comisión ha realizado numerosas entrevistas a testigos y ha examinado pruebas durante los dos últimos años, para obtener conclusiones ante la respuesta dada por la Administración Obama tras el ataque, criticada por los republicanos al considerar que se produjo una mala gestión y manipulación por motivos políticos.
Además de este informe, la Comisión Selecta de Benghazi, otra comisión establecida por la Casa Blanca, está realizando su propia investigación sobre lo ocurrido el 12 de septiembre de 2012.
ATAQUE AL CONSULADO DE BENGHAZI
Ese día, decenas de yihadistas rodearon el consulado estadounidense en Benghazi, ante la sorpresa de las tropas estadounidenses encargadas de protegerlo. Los milicianos consiguieron asaltarlo y se produjo una cruenta batalla.
Aunque finalmente fueron repelidos, los yihadistas acabaron con la vida de cuatro ciudadanos estadounidenses. El ataque supuso un quebradero de cabeza para el Gobierno estadounidense, dirigido por Barack Obama.
